Libro: El Arca de la Redención

Por Daniel Marín, el 18 octubre, 2007. Categoría(s): Libros • SF

El Arca de la Redención (Redemption Ark, 2006) es la tercera novela de Alastair Reynolds dentro de la saga Espacio Revelación. Aunque no había leído las dos anteriores, un amigo me recomendó esta obra, asegurándome que es la mejor de la serie y que no es necesario haber leído las anteriores para entender la trama. Aunque lo primero no lo puedo asegurar, sí que estoy de acuerdo con el segundo punto.

El argumento es un tanto complejo. Mejor me limito a citar el resumen de la contraportada:

Estamos a comienzos del siglo XXVII. Hace cincuenta años, el hombre puso en marcha un antiguo sistema alienígena que detectaba el nacimiento de formas de vida inteligentes. Los inhibidores llevan mucho tiempo esperando, pero ahora se preparan para volver…Mientras tanto, una fuerza desconocida ha sembrado el terror en el Sanctasanctórum de los combinados. A medida que la naturaleza de la nueva amenaza se vuelve más clara, Clavain, uno de sus guerreros, empieza a plantearse que es hora de volver al combate. En Resurgam se ha descubierto un cargamento de armas devastadoras que podrían ser utilizadas para el bien de la Humanidad, pero alguien ya ha logrado hacerse con su control…

Pues eso, batallas espaciales, viajes interestelares, sociedades exóticas…todos los ingredientes del clásico space opera. Eso sí, como Reynolds es astrofísico, toda la obra queda enmarcada dentro de un estilo de ciencia-ficción hard, aunque a veces haga malabarismos para equilibrar la acción y hacerla científicamente coherente al mismo tiempo. Pese a todo, me ha parecido muy gratificante poder leer una novela donde se hable de física de partículas y viajes interestelares de forma más o menos realista, pues en el Universo de Reynolds estos viajes obedecen las leyes de la física y se llevan a cabo mediante naves sublumínicas propulsadas por fusión o antimateria. En este punto, merece mención especial la descripción detallada de los efectos relativistas en los viajes interestelares o los métodos de destrucción de estrellas mediante ondas gravitatorias. Desde un punto de vista menos científico, me ha parecido sobresaliente la parte donde se habla de la tecnología alienígena capaz de suprimir la inercia e incluso transformar la materia normal en taquiones, permitiendo así los viajes más veloces que la luz. Incluso utilizando esta tecnología «mágica», Reynolds no se lo pone fácil a los protagonistas y no deja que los viajes ultralumínicos sean viables, pues cada vez que se usa esta tecnología en el libro los personajes pueden alterar su línea temporal con consecuencias imprevisibles.

Los Inhibidores o Lobos, esas máquinas exterminadoras de sociedades inteligentes, me han recordado a las mecanismos von Neumann de la Saga del Centro Galáctico de Gregory Benford. El estilo general también me ha parecido similar al de Stephen Baxter o el de Peter Hamilton.

Y para que no se diga que siempre critico a las editoriales españolas, me ha sorprendido gratamente el que la editorial (La Factoría de Ideas) haya escogido la portada de la edición inglesa para esta edición en español. Aquí tienen la prueba:

Edición en Inglich.

Edición española.

También (¡oh, sorpresa!) he quedado muy satisfecho con el gran nivel y buen hacer de los traductores, a los cuales felicito desde aquí…aunque (siempre hay un «aunque») algunos términos científicos no estaban correctamente traducidos, pero se trata de detalles menores y no sé hasta que punto fueron elegidos por razones puramente estilísticas. Por ejemplo, una de las naves se llama Zodiacal Light, traducida en la novela como «Luz del Zodiaco». Claro que aquellos aficionados a la astronomía sabrán que la luz zodiacal no es (solamente) una expresión romántica, sino que hace referencia a un conocido fenómeno celeste.

Por mencionar algún punto negativo (no todo va a ser bueno, ¿no?), una vez más me ha molestado el Efecto Bestseller (TM), o lo que es lo mismo, ese principio mecánico-cuántico insondable que distorsiona el espacio-tiempo y provoca que novelas de 300 ó 400 páginas acaben como tochos intragables que a duras penas caben en nuestras estanterías. En este caso, el Campo Bestseller era moderadamente fuerte y la novela acabó con 600 páginas (!). Una pena, porque me dejé el inhibidor de bestsellerones en casa.



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Por Daniel Marín, publicado el 18 octubre, 2007
Categoría(s): Libros • SF