Mir: los efectos de 15 años en el espacio

Por Daniel Marín, el 16 junio, 2009. Categoría(s): Astronáutica • Historias de la Cosmonáutica • ISS • Rusia ✎ 1

La estación Mir fue la primera estación espacial permanente de la historia. El módulo central o base fue lanzado el 19 de febrero de 1986 y hasta su reentrada (el 23 de marzo de 2001) varios módulos se acoplaron al núcleo central (también denominado DOS 17KS 127-01): Kvant-1/37KE (1987), Kvant-2/77KSD (1989), Kristall/77KST (1990), Spektr/77KSO (1995), Módulo de Acoplamiento/SO (1995) y Priroda/77KSI (1996).

El módulo base estuvo expuesto unos quince años a las condiciones del espacio. Mucha gente piensa que cualquier objeto que permanece en el espacio no sufre deterioro alguno, pero esto no es del todo correcto. En órbita baja la presión de la atmósfera terrestre es minúscula, pero no nula. Si esperamos el tiempo suficiente, el oxígeno atmosférico acaba por afectar a las estructuras situadas en el exterior. Además, el continuo contraste de temperaturas y el bombardeo de partículas energéticas y radiación ultravioleta también afectan a los materiales situados en el exterior de la estación.

La Mir fue el banco de pruebas ideal del efecto que las condiciones espaciales tienen sobre los vehículos espaciales. Como muestra de este efecto, veamos unas cuantas imágenes:


Preparativos para el lanzamiento del módulo base de la Mir en Baikonur en 1986. Nótese el blanco inmaculado de la estación.


El módulo base en órbita en 1986 vista desde la Soyuz T-15.


Interior del módulo base.


Configuración final de la Mir en 1997.




Desgaste en las ventanillas laterales de los camarotes del módulo base.



El rótulo con el nombre de la estación en cirílico (МИР) desgastado por el paso del tiempo.




Superficie del módulo base.


Antena de comunicaciones del módulo base para comunicaciones con el sistema de satélites geoestacionarios Luch-Altair.

Por supuesto, no sólo el módulo base mostraba estos achaques. El Kvant-1, casi tan viejo como núcleo, también mostraba signos de envejecimiento tras múltiples reparaciones y trabajos en el exterior:




Kvant-1.

Otras evidencias de desgaste se veían en el interior:


Escotilla para EVAs del Kvant-2.


Los ajados sillones de la consola de mando del módulo central.


Restos del fuego que tuvo lugar en el interior del Kvant-1 en 1997 debido a un cartucho generador de oxígeno defectuoso.



El congestionado interior del Kristall.


…y el Kvant-2.




El nodo central, donde se unían seis vehículos, también estaba repleto de conexiones.


El nodo central visto desde el exterior.



El interior del módulo base, a tope. Destacan los casetes analógicos de música en la pared de la derecha.

Por supuesto, los módulos recién lanzados mostraban un aspecto prístino, como es el caso del Spektr y el Priroda:


La experiencia de la Mir ha sido clave a la hora de diseñar los módulos del sector ruso de la ISS, construidos para aguantar en órbita unos veinte años sin problema.



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Por Daniel Marín, publicado el 16 junio, 2009
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