El océano de Marte, los planetas y la ciencia

Por Daniel Marín, el 18 noviembre, 2008. Categoría(s): Astronomía • Exoplanetas • Marte ✎ 2

En ciencia es muy complicado poder distinguir entre un descubrimiento realmente importante y otro trivial. Desgraciadamente, los artículos científicos no nos sirven de referencia, pues son todos tremendamente uniformes y poco dados a destacar la importancia relativa del descubrimiento a tratar. Esto provoca que los medios de comunicación, sin referencias adecuadas y buscando siempre la máxima audiencia, eleven hasta las cotas más altas determinados descubrimientos científicos que, aunque muy importantes, realmente no revolucionan el campo en el que se han realizado. Por ejemplo, ¿cuántas veces hemos oído hablar del agua en Marte o las supertierras, por poner dos ejemplos de temas astronómicos populares?.

Toda esta introducción me sirve como reflexión ante dos noticias que han recibido y están recibiendo mucha atención por parte del público. La primera fue el anuncio la semana pasada de la detección de planetas mediante métodos visuales por dos equipos de astrónomos (un equipo empleó el Hubble y otro los telescopios Keck II y Gemini Norte). El descubrimiento es importante y apasionante, sin duda, pero quizás no en los términos que se dan a entender en la prensa, por varios motivos que valdría la pena puntualizar.

Leyendo las noticias, parece que se ha descubierto un nuevo «sistema solar», ¿es esto cierto?. Si por «sistema solar» entendemos un sistema planetario más o menos similar al nuestro, la respuesta es un rotundo no. Tanto el sistema de tres planetas de la estrella HR 8799 detectado por el telescopio Gemini como el planeta de Fomalhaut, son planetas en formación. Es por esto precisamente que han podido ser detectados. La detección visual de planetas es una tarea tan complicada debido a que la luminosidad de la estrella oculta el brillo del planeta, aunque se empleen coronógrafos. Además, la escasa distancia entre ambos cuerpos hace necesarias unas resoluciones espaciales muy altas difíciles de conseguir con telescopios terrestres e incluso espaciales. Por eso, la mayor parte de planetas detectados hasta la fecha lo han sido mediante métodos indirectos (tránsito, microlente o velocidad radial). Los astrónomos embarcados en la búsqueda de planetas de forma visual emplean varios trucos: primero, observar en el infrarrojo cercano, ya que en estas longitudes de onda la diferencia entre el brillo del astro y el planeta disminuye. Y segundo, buscar planetas que orbiten muy lejos de su estrella, evitando la necesidad de altísimas resoluciones espaciales imposibles de alcanzar con los equipos actuales. Aún así, estamos ante una tarea hercúlea, por lo que los buscadores de planetas de forma directa han añadido una nueva estrategia: observar estrellas blanco azuladas muy jóvenes. En principio esto no parece una buena idea: las estrellas de este tipo espectral son más masivas y brillantes que el Sol, lo que dificulta aún más la detección debido a la mayor diferencia de luminosidad entre cuerpos. Sin embargo, en los últimos años varias de estas estrellas, en especial Fomalhaut, han mostrado evidencias de poseer discos de acreción gigantes, lo que podría ser un indicio de la formación de planetas. Además, los planetas gigantes en formación emiten intensamente en infrarrojo, disminuyendo aún más por tanto la diferencia de luminosidad estrella-planeta y facilitando su detección. Con esta nueva estrategia, varios equipos llevan años observando estrellas de tipo espectral A, a ver si detectaban algo, como finalmente ha ocurrido.

El caso del planeta de Fomalhaut descubierto por el telescopio espacial Hubble es distinto porque se ha podido ver en longitudes de ondas visuales, no en infrarrojo como en el caso del sistema de HR 8799. Esto ha permitido a la NASA anunciar a bombo y platillo que se trata del primer planeta detectado visualmente. No obstante, este punto también debería matizarse. Que Fomalhaut b sea visible implica que debe estar rodeado de un disco de materia (probablemente un disco de acreción propio) que refleje la luz de su estrella y aumente su firma óptica. Sin este disco, el planeta sería invisible para el Hubble, así que sería más honesto decir que se ha detectado visualmente por primera vez el disco de acreción de un planeta gigante en formación, pero claro, el titular queda más largo y menos contundente. En realidad, la principal importancia del descubrimiento de los planetas de HR 8799 y Fomalhaut es el aspecto técnico. En el caso de HR 8799, los investigadores han logrado la hazaña de resolver visualmente estos planetas usando óptica adaptativa, lo cual es un logro impresionante. Podemos extraer como conclusión preliminar que los planetas gigantes se forman en este tipo de estrellas con relativa frecuencia bastante lejos, como se sospechaba (a mayor masa estelar, mayor disco de acreción y mayor probabilidad de una formación lejana), lo que seguramente propiciará futuras detecciones similares.


Recreación del disco de materia alrededor de Fomalhaut b (NASA).

Por último, merece la pena una reflexión sobre la poca memoria que parecemos tener todos con este tipo de noticias, ya que, ¿alguien se acuerda de 2M1207 b? Porque se trató del primer planeta detectado de forma visual en 2004…pero claro, orbita alrededor de una enana marrón, así que como no sabemos si llamarlo planeta o satélite, nos olvidamos de él. De hecho, además de 2M1207 b se han detectado otros cinco cuerpos de forma directa, aunque se trata de enanas marrones, no de planetas.


Nadie se acuerda del pobre 2M1207 b (ESO).

El otro descubrimiento al que hace referencia el título del post aparece en un reciente artículo sobre nuevas evidencias de la existencia de un océano en Marte en tiempos pasados. El tema de los océanos primigenios (o no tanto) marcianos es uno de los temas recurrentes relacionados con la exploración del planeta rojo debido a que se trata de un asunto muy interesante. En esta ocasión, y según la nota de prensa, un equipo de investigadores ha utilizado los datos de la sonda Mars Odyssey para llegar a la conclusión de que un océano cubrió un tercio de la superficie del Marte antiguo. Naturalmente, con un titular semejante, toda la red no ha tardado en hacerse eco de este hallazgo. Sin embargo, vayamos por partes. Por un lado, y hasta donde yo sé, no se trata de datos nuevos, sino de interpretaciones nuevas de datos antiguos, lo cual en principio no resta importancia a la noticia, pero pone de manifiesto que no estamos ante un descubrimiento simple y claro, sino que se trata de una interpretación de datos complejos, y como tal, susceptible de ser modificada. Por otro lado, si uno lee detalladamente el artículo se da cuenta de que el núcleo de la argumentación se basa en la detección de potasio, torio y hierro en las planicies del norte de Marte. Según el equipo de investigadores, estos elementos parecen estar distribuidos en una fina capa por toda la zona de Vastitas Borealis (donde se supone que existió el océano), mientras que en el hemisferio sur no se encuentra esta distribución homogénea. Conclusión: las lluvias y/o torrentes de agua (o hielo) arrastraron estos elementos desde el hemisferio sur al norte, los cuales se depositaron en un fino estrato en el Océano Borealis. ¿Prueba concluyente? Hombre, pues yo creo que ni de lejos. Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias, y las que publica este estudio distan mucho de serlo. No soy astrogeólogo, pero me puedo imaginar fácilmente un origen local de las rocas (vulcanismo) en las que se han detectado estos elementos, evitando la necesidad de invocar fenómenos complejos de erosión y transporte. Cuidado, no digo que no haya sido el caso, sólo que se trata de un «descubrimiento» muy ambiguo y muy difícil de comprobar. Tampoco creo que los autores del estudio esperasen tanta fama, pero es lo que tiene cuando se ponen en la misma frase las palabras «Marte» y «océano». Naturalmente, el artículo original no es nada sensacionalista, lo es en todo caso la nota de prensa.

El tratamiento mediático de ambas noticias debería servirnos de ejemplo de lo difícil que es transmitir la importancia de los descubrimientos científicos sin perder de vista el contexto.



2 Comentarios

  1. Sí, precisamente iba a hablar del supuesto planeta de Beta Pictoris, pero se me han quitado las ganas…;-)

    Está claro que con el descubrimiento de planetas alrededor de HR 8799 y Fomalhaut, ahora todos los grupos que han estado buscado planetas gigantes alrededor de estrellas tipo A están publicando sus resultados sin confirmarlos aprovechando la atención mediática. Una pena. La ESA tiene muchos defectos a la hora de divulgar, pero el sensacionalismo no estaba entre ellos. Hasta ahora.

    Un saludo.

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Por Daniel Marín, publicado el 18 noviembre, 2008
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