El Planeta 9, el Planeta 10 y los misterios de los confines del sistema solar

Por Daniel Marín, el 3 julio, 2017. Categoría(s): Astronomía • Sistema Solar ✎ 61

El sistema solar no acaba en Neptuno. Más allá se encuentran miles de cuerpos helados agrupados en el cinturón de Kuiper, la —hipotética— nube de Oort y otras estructuras que todavía no están demasiado claras. Pero en principio ninguno de estos pequeños mundos se puede comparar con los ocho planetas interiores. ¿O no? Ya desde el siglo XIX los astrónomos imaginaron que podía haber un planeta de gran tamaño más allá de Neptuno en base a supuestas anomalías en su órbita. El hipotético mundo que perturbaba la órbita de Neptuno fue bautizado con el nombre de Planeta X por el astrónomo Percival Lowell. Tras décadas de búsqueda, en 1930 Clyde Tombaugh descubrió al fin un planeta observando desde el mismo observatorio del fallecido Lowell. Pero pronto se descubrió que Plutón, como sería bautizado este nuevo mundo, era demasiado pequeño para ser el ansiado Planeta X.

¿Existe un planeta 10 del tamaño de Marte en el exterior del cinturón de Kuiper? (Heather Roper/LPL).
¿Existe un planeta 10 del tamaño de Marte en el exterior del cinturón de Kuiper? (Heather Roper/LPL).

Muchos otros astrónomos continuaron con la búsqueda, aunque los cálculos cada vez más precisos de la masa de Neptuno redujeron progresivamente el tamaño del supuesto planeta. Finalmente, cuando la Voyager 2 pasó por Neptuno en 1989 y midió su masa con gran precisión se comprobó que no había discrepancia alguna en la órbita del planeta. Los astrónomos habían estado persiguiendo un fantasma durante más de un siglo. ¿Terminaba así la historia del Planeta X? No exactamente.

En los años 90 se descubrieron los primeros objetos del cinturón de Kuiper (KBOs) —un anillo de cuerpos helados situados entre 30 y 50 Unidades Astronómicas (UA) del Sol—, aunque en realidad Plutón siempre había sido un ‘simple’ KBO venido a más. Estos objetos contienen muchos volátiles —o sea hielos (metano, nitrógeno, dióxido de carbono y agua)—, pero también una gran cantidad de minerales rocosos. Entonces, ¿por qué no podría existir un ‘súper KBO’ del tamaño de la Tierra en las regiones más exteriores del cinturón de Kuiper? Además, uno o varios planetas de este tipo podría ser el causante de la forma del cinturón de Kuiper o de los episodios de extinción provocados por lluvias de cometas (algo así como la hipótesis de Némesis, pero a pequeña escala). El Planeta X había vuelto.

Pero las observaciones a principios de este siglo mediante telescopios espaciales infrarrojos —especialmente el telescopio WISE— echaron un jarro de agua fría a los más optimistas. Cualquier mundo, por grande que sea, situado en los límites exteriores del sistema solar tiene un brillo en el espectro visible despreciable, a lo que no ayuda el que su superficie esté cubierta de sustancias orgánicas oscuras, como hemos visto en Plutón. Sin embargo, los telescopios infrarrojos son capaces de ver el calor que emitirían estos lejanos mundos de tamaño planetario, salvo que estén excepcionalmente lejos. Los resultados de las observaciones en infrarrojo descartaban la existencia de enanas marrones o planetas gigantes lejos del Sol a distancias enormes, pero también la de planetas como la Tierra localizados en la parte interna del cinturón de Kuiper. Otra vez decíamos adiós al Planeta X.

No tan rápido. Durante la década pasada se descubrieron numerosos objetos transneptunianos (TNOs) con órbitas extremadamente elípticas y/o una inclinación considerable con respecto al plano de la eclíptica (el plano en el que orbitan los ocho planetas). Algunos de estos cuerpos no pertenecían al cinturón de Kuiper clásico y con otros la cosa no estaba muy clara. En 2003 el descubrimiento de Sedna, con un afelio —punto más lejano al Sol— de casi mil UA (!) y un perihelio de 76 UA, había sido considerado como la primera detección de un cuerpo localizado en una órbita intermedia entre el cinturón de Kuiper y la hipotética nube de Oort. (Un inciso para aquellos que se líen con los nombres: si no sabemos a ciencia cierta si un objeto pertenece o no al cinturón de Kuiper usamos el término ‘objeto transneptuniano’ o TNO. Por definición todos los KBOs son TNOs, pero lógicamente no se cumple lo contrario. A efectos prácticos, en este debate podemos considerar ambas definiciones como sinónimas.)

Pero poco a poco el número de TNOs con órbitas muy elípticas fue creciendo lo suficiente como para mosquear al personal (otro inciso: el cálculo de las órbitas precisas de los TNOs suele ser complicado, ya que su lento movimiento por el cielo hace que sean necesarios varios años de observaciones para poder afinar sus efémerides). Los cuerpos con afelios muy lejanos como el de Sedna se podían explicar como una especie de conexión del cinturón de Kuiper con la parte interna de la nube de Oort, pero otros presentaban afelios y perihelios lejanos. ¿Cómo explicar estas extrañas órbitas?

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La órbita del supuesto Planeta 9 y la de 13 TNOs (Wikipedia).

En 2012 se descubrió 2012 VP113, un candidato a planeta enano con un perihelio de 80 UA (12.000 millones de kilómetros) y un afelio de 440 UA (66.000 millones de kilómetros). La órbita lejana y elíptica de este cuerpo hizo que los astrónomos Chad Trujillo y Scott Shepard propusieran en 2014 la existencia de un planeta del tamaño de la Tierra o de una supertierra en los confines del sistema solar que estaba perturbando las órbitas de los TNOs. Justo por entonces telescopio espacial Kepler ya había dejado claro que las supertierras y minineptunos —o sea, mundos con un tamaño entre el de la Tierra y Neptuno— eran los tipos de exoplanetas más abundantes en la Vía Láctea. ¿Y si quizás, después de todo, nuestro sistema solar no fuera una rareza y tuviese uno de estos planetas? El Planeta X volvía a la carga.

2012 VP113 tenía aproximadamente el mismo argumento del perihelio que Sedna. Es decir, el punto más cercano al Sol de ambos cuerpos estaba más o menos localizado en la misma zona del sistema solar. Obviamente, proponer la existencia de un nuevo planeta en base a solo dos casos no es una prueba demasiado sólida desde el punto de vista estadístico. La hipótesis parecía sugerente, pero muy endeble. Hasta que a principios de 2016 los astrónomos Konstantin Batygin y Mike Brown volvieron a resucitar la idea cuando intentaron explicar la órbita de seis objetos transneptunianos localizados entre 35 y 250 UA del Sol (incluyendo Sedna y 2012 VP113). Paradójicamente, en un principio Brown y Batygin querían demostrar que no era necesario invocar la presencia de un nuevo planeta para explicar estas órbitas, pero se dieron cuenta de que su modelo teórico implicaba justo lo contrario.

Por motivos un tanto peregrinos la nueva hipótesis de Brown y Batygin recorrió la red como la pólvora y parecía que los dos investigadores habían descubierto realmente el Planeta 9, aunque se trataba de una simple hipótesis como la de Trujillo y Shepard. Sin duda la fama de Mike Brown, el descubridor del planeta enano Eris y el causante indirecto de que Plutón dejase de ser un planeta, fue la clave para que esta ‘no noticia’ tuviese tanto éxito mediático. El Planeta 9 de Brown y Batygin —un nombre con pegada elegido por ellos mismos— tendría una masa mínima de diez veces la de la Tierra y una órbita elíptica que lo llevaría entre 200 y 1000 UA del Sol. El punto fuerte de la hipótesis de Brown y Batygin era que no solo explicaba las órbitas de seis TNOs, sino que además predecía la existencia de otros objetos con planos orbitales inclinados casi perpendicularmente a la eclíptica (además de otras peculiaridades teóricas que hacían que no fuese un simple modelo ad hoc). Y, efectivamente, ya se conocían cinco TNOs de estas características. En un artículo posterior Brown y Batygin afinaron su modelo de tal forma que también era capaz de predecir TNOs con una orientación orbital similar a la del propio Planeta 9.

Ahora bien, está claro que seis objetos son una muestra más significativa que dos, pero en el sistema solar hay miles de TNOs. Si queremos validar la hipótesis del Planeta 9 solo hay dos salidas: o lo descubrimos directamente o seguimos aumentando la muestra de TNOs que podrían estar afectados por él. Varios equipos de astrónomos, entre ellos Brown y Batygin, están intentando lo primero, pero por el momento sin éxito. Así que mientras tanto deberemos conformarnos con la segunda opción. A priori, con éxito: desde el año pasado se han descubierto otros tres TNOs que encajan con el Planeta 9. No obstante, en las últimas semanas se ha levantado cierto revuelo con la publicación de los resultados del OSSOS (Outer Solar System Origins Survey), un estudio que según muchos medios ha pulverizado la hipótesis del Planeta 9. ¿Es verdad?

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Las órbitas de los 13 TNOs relevantes para la hipótesis del Planeta 9 (K. Batygin).

Veamos. El nuevo catálogo del OSSOS incluye 800 nuevos TNOs (!), cuatro de ellos con órbitas relevantes a la hipótesis del Planeta 9. Esto significa que ya tenemos una muestra de trece objetos para poner a prueba las predicciones de Brown y Batygin. ¿Y qué tal le ha ido a su modelo? Pues, contrariamente a lo que uno pudiera imaginar leyendo los titulares del mes pasado, francamente bien. Diez de los objetos de la muestra tienen órbitas supuestamente opuestas a las del Planeta 9, mientras que dos son similares. Es decir, encajan con el modelo. Solo un cuerpo, 2015 GT15, no se puede explicar con el Planeta 9.

El equipo del OSSOS realizó un análisis estadístico con solo los cuatro nuevos cuerpos, de ahí que concluyesen que no había ningún patrón y, por tanto, que no existe el Planeta 9. Pero si tenemos en cuenta los trece objetos en total la cosa cambia. Cierto es que la presencia de 2015 GT15 es inquietante y podría ser una señal, como apuntan otros investigadores, de que en realidad la muestra de Brown y Batygin no es significativa y se debe a simple sesgos observacionales (no todas las zonas del cielo son igualmente idóneas para la búsqueda de TNOs). Los dos investigadores reconocen que 2015 GT15 es una china en el zapato, pero señalan que también podría encajar con una de las posibles resonancias orbitales del Planeta 9. Resumiendo, todo sigue igual. Habrá que esperar a descubrir más TNOs con perihelios lejanos —varias decenas estaría bien— o a encontrar el Planeta 9, lo que suceda antes.

La hipótesis del Planeta 9 de Brown y Batygin siempre me ha parecido que destila demasiada casualidad para ser verdad. Si el Planeta 9 fuese un poco más grande o estuviese un poco más cerca en su órbita ya lo habríamos detectado. Pero evidentemente puede ser que a la naturaleza no le guste la navaja de Occam en este tema y nos la esté jugando. Otra posibilidad que también se ha planteado desde hace tiempo es que en vez de un planeta grande podría haber varios más pequeños. Esto casaría mejor con los datos de los telescopios infrarrojos y con los modelos de formación planetaria. Y precisamente hace poco los investigadores Kathryn Volk y Renu Malhotra han propuesto la existencia de un planeta con una masa comprendida entre la de la Tierra y Marte en las afueras del sistema solar.

Este planeta —¿Planeta 10?— ha sido sugerido no para explicar las órbitas de los TNOs díscolos, sino la aparente inclinación del plano medio del cinturón de Kuiper con respecto a la eclíptica en los objetos más lejanos. Una posible explicación a esta anomalía sería la existencia de un planeta con la masa de Marte a 60 UA y con una inclinación de 8º respecto a la eclíptica. Por el momento las evidencias a favor de este planeta son mucho más endebles que en el caso del Planeta 9, pero lo paradójico del caso es que la existencia de ambos mundos no es mutuamente excluyente. Si existen los dos es de suponer que se perturbarían sus respectivas órbitas el uno al otro, pero como no los hemos descubierto, pues no podemos saber hasta qué punto esto es verdad.

Lo más gracioso de todo es que de descubrirse estos dos cuerpos lo tendrían muy difícil para ser designados planetas de acuerdo con la actual —y polémica— definición de la UAI, ya que evidentemente no han ‘limpiado su órbita’. ¿Son estos cuerpos reales o los astrónomos están persiguiendo un espectro como en su momento fue el Planeta X? Sea como sea, los próximos años serán claves para saber si existen más planetas en la frontera exterior del sistema solar.

Referencias:



61 Comentarios

  1. Se me ha ocurrido una barbaridad leyendo el artículo y es si no sería posible detectar el bamboleo producido en el Sol por estos supuestos planetas igual que detectamos el bamboleo que producen los exoplanetas en sus respectivas estrellas. Asumo que el efecto de un planeta tan lejano sería demasiado pequeño y que seguramente no haya una técnica para detectar la oscilación, pero aun así no sé si puede tener algún sentido.

      1. No necesariamente. El bamboleo del sol se puede medir de otras maneras utilizando astronomía tradicional. El problema está en que la contribución de ese hipotético planeta al bamboleo solar es muy pequeña y muy dificil de separar de la contribución de todos los otros cuerpos del sistema solar.

          1. en efecto, planetas como la tierra causan tan poco alteración que la rotación de la estrella suele generar mayor fluctuación

    1. Aparte de ser un bamboleo ínfimo, por la lejanía, necesitas estudiar el Sol al menos una órbita completa del planeta para caracterizarlo mínimamente. Demasiado tiempo para ser factible, en este caso, además de que está demasiado lejos para producir un efecto medible.

      1. Has dado la mejor respuesta: No sólo el bamboleo sería inapreciable por la lejanía del cuerpo y su poca masa relativa al conjunto del sistema solar, sino que necesitaríamos siglos de observación para ver dicho bamboleo pues el periodo orbital de dicho planeta sería del orden de milenios…

    2. No creo q el bamboleo del sol de una supuesto planeta tan lejano podamos detectarlo. Jupiter ya es otra historia por su gran masa y cercanía.
      De todas formas tu idea no es mala y me juego lo que quieras a que los astrónomos se la habrán planteado.

    3. más que el bamboleo parece que planeta nueve sería el responsable de una extraña inclinación de 6 grados del eje de rotación del Sol con respecto al plano orbital de los planetas gigantes ,lo cual sería otra fuerte prueba de su existencia.

  2. Una pregunta tonta : lei por ahí que alguien especuló que en el Sistema Solar pudiera haber trozos de materia oscura. No podría ser los hipotéticos que esten provocando dichas perturbaciones a los TNOs en vez de la existencia de planetas mas allá de Neptuno?

    1. La materia oscura apenas interactúa con nada, no existen «trozos de materia oscura» si no una distribución más o menos homogénea de la misma. Según los modelos cosmológicos, a escala de sistema solar la densidad de materia oscura es demasiado pequeña y homogénea como para producir efectos medibles.

  3. – Una solución salomónica para definir y diferenciar que es un planeta y un planeta enano pensaría yo seria que cualquier cuerpo con igual o mas masa que el planeta Mercurio (el menos masivo de los ocho planetas interiores) sea un planeta.
    – digamos que se descubriese y se confirma la existencia de otro planeta, digamos para dar un ejemplo del tamaño de la tierra, ¿quien le pondría el nombre al planeta?: ¿el astrónomo descubridor o en general la comunidad astronómica mediante un consenso?

      1. gracias por las respuesta a mi primer a pregunta, me quedo claro el asunto

        si alguien me respondiese la segunda pregunta se lo agradecería:
        ¿si se descubriese mas allá de cinturón de Kuiper un PLANETA en el sistema solar del tamaño por ejemplo de la Tierra, quien le colocaría el nombre al nuevo planeta?

  4. Mientras leía el artículo, me ha venido una duda a la cabeza.
    ¿ Podría ser que la eclíptica de estos objetos lejanos fuese el plano de la eclíptica de la estrella que precedió al Sol? ¿ Podrían ser estos objetos los supervivientes de aquella estrella que explotó y generó los elementos pesados de los que disponemos hoy en la Tierra? ¿ se podrían explicar sus órbitas tan elípticas con el periodo en el que estuvieron sin una fuerza de atracción como la de su estrella, y hubieran sido capturados de nuevo al concentrarse el material donde están hoy el Sol y los planetas?
    Si la nube de Oort se encuentra donde se encuentra, ¿ será porque en ese justo momento, la fuerza de atracción del material localizado en el «centro» del sistema, ejercía atracción suficiente para frenar y capturar de nuevo todo ese material expulsado en la explosión no?

    Destacar que no tengo estudios de astrofísica ni nada que se le acerque siquiera, y por tanto, pido disculpas de antemano si este comentario ofende a alguien 🙂
    Saludos.
    Javier Saizar.

    1. La mejor forma de aprender es preguntar. No hay preguntas estúpidas, pero respuestas sí, espero no caer en ello.
      La estrella que nos «precedió» no significa que físicamente se alojase donde está el Sol, de hecho es su onda expansiva en otro sitio, más o menos próximo, lo que contribuye a comprimir las nubes gaseosas y favorecer la formación de estrellas+planetas. Al atravesar la onda expansiva la nube inicialmente desplaza los átomos más que los que están al otro extremo (tiene menos presión de radiacion) y por tanto el resultado neto es que se han «acercado» las partículas de la zona con más presión a las otras, que con menos presión se han desplazado menos. Una compresión (no tenemos en cuenta otros aspectos energéticos).

      No sé si me he explicado bien y correctamente, seguro que alguien nos lo puede explicar mejor.

    2. Estudios recientes de investigadores utilizando modelos matemáticos y simulaciones, con base a analizar nubes moleculares que se van condensando en otros sistemas estelares en formación, y observando otros sistemas estelares ya formados con estrellas solitarias y dobles han concluido o considerado para poder explicar lo que ven a través de los telescopios, las estrellas que se parecen a nuestro sol nacieron como sistemas binarios.
      En efecto es común encontrar estrellas doble o hasta triples, y que las estrellas simples son menos comunes. Encontraron los investigadores que la mayoría de la población de esas estrellas son sistemas dobles, la mayor parte sistemas dobles con una amplia separación en la distancia entre ellas, y predomina mas o menos la distancia de 500 Unidades astronómicas (UA).
      Lo que ocurre después de empezarse a formar el sistema estelar es que o se fusionan las estrellas, o se quedan en una órbita estable pero distanciadas o una de ellas termina soltándose y saliendo disparada hacia los confines el espacio.
      Lo que plantean los investigadores es que el Sol si tuvo una compañera en sus primeros millones de años de existencia, que debió ser una estrella mas pequeña que el Sol. Tal estrella ya no existe definitivamente, debió haberse ido de la influencia del Sol, y su existencia debió influir en lo que vemos ahora mas allá de la órbita de Neptuno.

  5. En el artículo no se menciona que el Planeta Nueve, postulado por Mike Brown y Konstantine Batygin explica la inclinación de 6º del plano invariante del sistema solar respecto del Sol, sin explicación alternativa hasta ahora.
    Por otro lado, los investigadores Kathryn Volk y Renu Malhotra, mencionados en este artículo, publicaron un trabajo el pasado 20/junio/2016 en el que examinaron los períodos orbitales de seis objetos del Cinturón de Kuiper: Sedna, 2010 GB174, 2004 VN112, 2007 TG422, 2012 VP113 y 2013 GP136, y encontraron que cuatro de ellos tenían una resonancia N/1 y N/2 con un supuesto planeta que tendría un período orbital de ~17.117 años, un semieje mayor de ~ 665 UA (Unidades Astrónomicas) y una masa mínima 10 veces la de la Tierra. Estos datos con coherentes con lo de Mike Brown y K. Batying.

  6. «La hipótesis del Planeta 9 de Brown y Batygin siempre me ha parecido demasiada casualidad para ser verdad. Si el Planeta 9 fuese un poco más grande o estuviese un poco más cerca en su órbita ya lo habríamos detectado. Pero evidentemente puede ser que la naturaleza nos la esté jugando.»
    Pero Daniel, este argumento es el de la pescadilla que se muerde la cola… siempre ha ocurrido exactamente eso antes de poder detectar un objeto celeste que antes pasaba desapercibido a nuestros telescopios. Siempre hay una primera vez.

    1. Por supuesto, es una apreciación totalmente subjetiva. Los datos son los que mandan y son los que dirán si la hipótesis es cierta o no. Solo digo que la naturaleza ha sido muy puñetera con nosotros. Un poco más grande y/o un poco más cerca y ya lo habríamos detectado.

      1. Claro… de existir algo, siempre va a caer en el rango de e escapa a las capacidades de nuestros instrumentos, hasta que usamos instrumentos mejores o con mayor sensibilidad, en caso contrario, ya estaría encontrado.

        Más que la «naturaleza puñetera», la culpa es nuestra, que somos unos «culos inquietos», y no nos conformamos con lo que vemos o somos capaces de deducir-captar, siempre andamos mejorando una y otra vez los instrumentos y técnicas.

        No era problema de la naturaleza… era problema nuestro por no haber tenido un Galileo pasando frío y doblando el pescuezo a ver que era aquello que brillaba alrededor de Júpiter siglos antes.

        Hubiera sido gracioso, que los Galileanos hubieran tenido una configuración tal que quedaran siempre ocultos tras Júpiter (Vistos desde la tierra), o los de Saturno tras los anillos. Eso si hubiera sido atribuible a una maldita casualidad o «naturaleza puñetera».

        Aplicado a este caso… igual, caso de existir, si que tiene un tamaño detectable por poco por el WISE en el perihelio, pero justo ahora se encuentra en el afelio, o cerca…

        En cualquier caso y fuera las coñas… ¿supondría alguna diferencia para el WISE que el supuesto planeta fuera rocoso a metálico en cuanto a su rango de detección?

        Quiero decir, cuando se descarta que existan Minineptunos hasta XXXX UAS y planetas como la tierra hasta XXX UAS… ¿A qué se refiere? A masa o a tamaño?

        ¿Pudiera ser que un cuerpo metálico, mas pequeño pero, con la misma masa que la tierra afectase estas órbitas, pero no fuera detectable por el WISE por el tamaño? O ¿El tamaño da igual y se refieren a masa?

        Saludos

        1. Lo que le interesa a WISE es si está caliente o frio. Es indiferente la composición más allá de lo que pueda contribuir a radiar ese calor al espacio.

          Cuando se habla de minineptunos y supertierras se hacen modelos de como calientes deben estar a estas alturas y se establecen unos rangos razonables en función de lo poco que sabemos de ellos (tamaño y composición).

          No sé a qué te refieres con rocoso/metálico, no son asteroides, ergo están diferenciados en capas cada vez más densas. La proporción de materiales más o menos densos no se debe asumir muy superior a la de nuestra Tierra.

          1. No, a ver. Se que el wise únicamente mira la radiación de calor. A lo que me refiero, tras hablar de resultados, siempre acaban indicando… «se descarta la presencia de una estrella hasta xxxxxxx uas, minineptunos hsta xxxx uas…», en este caso… Yo entiendo que se refiere al tamaño. Pero luego pienso, si se descarta un planeta tamaño tierra a 1000 uas por ejemplo, nada impediría la existencia de un planeta el doble de denso de la tierra y con la mitad de tamaño, es decir, con la misma masa. ¿No? Lo que quiero decir, descartando un planeta tamaño tierra (ojo, tamaño) a 1000 uas, podría estar ese otro planeta mas pequeño a menos distancia y ser invisible para wise no? Y con la misma masa, afectaría en la órbitas igualmente…

          2. Técnicamente… sí, pero es algo, con los datos de que disponemos actualmente, muy difícil. Pero un eventual núcleo planetario a los Psyche pero en plan bestia, creo que podría reunir las condiciones que comentas.

  7. «Por el momento las evidencias a favor de este planeta son mucho más endebles que en el caso del Planeta 10, pero lo paradójico del caso es que la existencia de ambos mundos no es mutuamente excluyente.»

    Supongo que quieres decir «planeta 9».

    «Lo más gracioso de todo es que de descubrirse estos dos cuerpos lo tendrían muy difícil para ser designados planetas de acuerdo con la actual —y polémica— definición de la UAI, ya que evidentemente no han ‘limpiado su órbita’.»

    ¿Evidentemente? El planeta 9 podría perfectamente haber limpiado su órbita:

    http://www.findplanetnine.com/2016/01/is-planet-nine-planet.html

    PD: No sé si has visto que Brown y Batygin volvieron a escribir ayer sobre el tema en su blog.

      1. A ver, considero que si se tratase de una supertierra (o minineptuno), haya o no haya limpiado la vecindad de su órbita, la UAI podría decir misa en lo alto del Alcázar de Segovia.

        ¿Bajo qué criterio podría nadie considerar a un mundo (pongamos) ¿7? veces mayor que la Tierra y ¿3? veces más masivo, UN PLANETA ENANO? Vamos, sería el colmo del despropósito.

        Coincido contigo que la definición de planeta tiene que afinarse más y dejarse de zarandajas: planeta es todo aquello más grande que Mercurio y que orbite a su estrella madre, mostrando dominacia orbital, sin necesidad de haber limpiado su vecindario. Así encajaría una hipotética supertierra del Sistema Solar. Y si se descubre un exomundo menor que Mercurio orbitando otra estrella en una posición «limpia» (es decir, cercana a la estrella), pues se le considera planeta enano y punto, aunque esté pegado a la superficie de su sol.

        Saludos

          1. Sigo diciendo lo mismo: aunque TODA su órbita estuviese plagada de cuerpos, a todo lo largo y ancho, un objeto del tamaño de lo que estamos discutiendo ES UN PLANETA, muy al márgen de definiciones ni gaitas.

            Nadie en su sano juicio definiría como planeta enano, asteroide, KBO, o lo que sea, un cuerpo planetario de entre 5 y 20 masas terrestres, que podría perfectamente tener entre 3 y 7 veces el tamaño de la Tierra.

            Sería como decir que en un pueblo de enanos de metro veinte y cuarenta kilos, hay un «enano» de metro noventa y 120 kilos… pero claro, como está rodeado de enanos por todas partes, pues tiene que ser un enano…

            Si ese cuerpo tiene el tamaño y masa que las hipótesis le suponen, ES UN PLANETA, diga lo que diga la UAI.

            Ahora, si es un cuerpo pequeño de alta densidad, como un grumo o trozo de otro cuerpo ultradenso (tipo pedazo de Enana Blanca destruída o cosas similares), tampoco sería un planeta y no habría discusión…

            Salu2

          2. «Sigo diciendo lo mismo: aunque TODA su órbita estuviese plagada de cuerpos, a todo lo largo y ancho, un objeto del tamaño de lo que estamos discutiendo ES UN PLANETA, muy al márgen de definiciones ni gaitas.»

            Guau, esto se llama así porque lo digo yo, da igual las definiciones. Muy convincente, desde luego.

          3. Vaya! Pensaba que el argumento del pueblo de los enanos sería el que te daría que hablar! Con lo bien que me había quedado!! Snif…

            Bueno, lo del «porque lo digo yo» no es exactamente así, sino una cuestión de sentido común… ¿cómo llamarías tú a ese cuerpo en el supuesto que estamos hablando? Un mundo de tres diámetros terrestres y 10 masas terrestres (por ejemplo) compartiendo órbita con cientos de objetos menores… ¿según tú, qué es? ¿Un megacometa? ¿Un asteroide con esteroides? ¿Un planeta enano con problema de tiroides? Ilumíname, porque entre ésto y la UIA, me tenéis «loca»!!!!

  8. Todo se arreglaría con un WISE 2.0 mas sensible y descarte o verifique de una vez si hay algo ahí fuera, ami todo esto me parece otra persecución de fantasmas, para cuando el Planeta XI?, pues hasta que se encuentren otra discrepancia en los datos, en fin, ami todo este tipo de estudios estadísticos basados en un campo muestral tan pequeño, son solo un bonito ejercicio de matemáticas, pero de credibilidad cero.

  9. Brutal esta nueva entrada Daniel! Me encanta leer todo lo relacionado con el sistema solar exterior y el planeta o planetas que puedan quedar por descubrir. La caza, o busqueda, no a echo mas que empezar. Espero que nos mantengas informados de cualquier novedad. Saludos.

  10. Sólo habiendo leído el resumen de Daniel, mi apuesta es que no hay un planeta 9, ni uno 10 … sino multiples (¿más de 100?) objetos de radios menores que 1000km en órbitas a mucha mayor distancia, inclinación y excentricidad que la de Plutón.

  11. Encontrar a ese planeta pequeño no va a ser en absoluto fácil.

    Magufos hablando de Nibiru/Hercolubus (el librito no tiene desperdicio, sobre todo la parte de los venusianos y de los marcianos) en 3, 2, 1…

  12. En paleo-climatologia del Cuaternario se suelen reconocer ciclos climatologicos de diversa frecuencia e impacto en el registro fosil. Segun la teoria del ‘orbital-forcing’ La Tierra ha sido afectada y esta siendo afectada por ciclos astronomicos de duraciones distintas; uno de los mas reconocidos es el de precesion que viene a tener una duracion efectiva de entre 19 a 23 mil años (en realidad son 24-26 mil pero se acorta por otro ciclo de 100 mil superpuesto), este ciclo es el del giro del eje de rotacion describiendo una circunferencia, que por ejemplo hace que en algunos miles de años (ahora mismo no le acuerdo la cantidad) en el hemisferio norte sera invierno en junio y verano en diciembre. Pero el tema esta en que ahora mismo se explica este ciclo por una accion combinada del sol, luna y tierra. Todavia no ha habido ningun valiente que busque la causa en otro cuerpo planetario o pro-estrella y haya tenido la suerte de encontrarlo. No hay que descartar que el Sol describa una orbita de varias decenas de miles de años entorno a un centro de masas, comun a las dos estrellas, aunque una de ellas haya dejado de existir. El.tema seguira siendo apasionante…

    1. Hombre, si la supuesta estrella compañera DEJÓ DE EXISTIR, a menos que haya quedado un remanente con la suficiente fuerza gravitatoria como para poder hacer girar todo el Sistema Solar sobre un centro de masas común (lo cual lo habría hecho perfectamente detectable desde hace años), es inviable que el Sol describa dicha órbita: no habría nada que tire de él.

      Dado que la influencia gravitatoria se desplaza a la velocidad de la luz, aún suponiendo una distancia de 1 año luz hasta nuestra desaparecida compañera (sin remanente), el máximo eco gravitatorio orbital posible sería de… 1 año. Ese sería todo el tiempo que el Sol habría podido orbitar el «fantasma» de lo que estuvo allí y ya no está… ¿tú has oído algo acerca de la existencia y desaparición de una estrella a esa distancia hace un año? Yo tampoco, jajajaja.

      Salu2

  13. ¿Neptuno ha limpiado su órbita? ¿Es un Planeta?

    Juraría que hay un sistema doble que pasa muy cerca… y al cual han cambiado de denominación por que «Yo lo valgo» que diría Claudia Schiffer.

    Porque si Plutón-Caronte no es un planeta doble… Neptuno tampoco lo es! No ha limpiado su órbita salvo que se salga ahora por la tangente con la facilona solución ecliptica de 17º grados que tiene Plutón-Caronte… vamos de risa… ya no saben qué hacer para degradarlo.

    Es ridículo, un sin sentido al que lamentablemente están dando pávulo un montón de astrónomos profesionales con ganas de notoriedad.

    Repito: ¿Neptuno ha limpiado su órita? ¿Es un Planeta entonces? Que devuelvan el dinero de sus subvenciones.

    Saludos enfadados. Tenemos dos planetas dobles en el Sistema Solar y resulta que dentro de poco dirán que Plutón y Caronte son asteroides bla bla bla… expulsados de la órbita bla bla bla… claro! Los dos a la vez! al mismo tiempo!

      1. Atención: otro tonto a las Tres! Parecido al que dijo: «Pasaré a la historia por haberme cargado a Plutón».

        Busca en Youtube… que está plagado de ridiculeces.

  14. De todos modos, ¿no suponen un problema para los modelos de formación planetaria ésos dos cuerpos?. El pequeño puede que pase pero el más grande, habría que ver cómo acabó con esa órbita siempre y cuando los dos existieran.

  15. Si hubiera un planeta de tamaño grande, ya habría aparecido.
    La probabilidad mayor es que sólo haya pequeños pedruscos como los hasta ahora TNO descubiertos.
    Eso si, una reflexión en 10 años este campo, los objetos del cinturón de Kuiper, se han convertido en la gran atracción, incluso mediática, de la astronomía actual.

  16. Dudo muchísimo que no se haya encontrado hasta ahora un cuerpo mayor que la Tierra en el Sistema Solar exterior y exista. En mi opinión ni existe el planeta 9 ni el X . Pero merece la pena buscarlos porque en el preceso aprendemos mucho mas de nuestro sistema solar.

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