Libro: Aurora, de Kim Stanley Robinson

Por Daniel Marín, el 7 septiembre, 2015. Categoría(s): Libros • SF ✎ 52

La inmensa mayoría de obras de ciencia ficción dedicadas a los viajes interestelares se centran o bien en el planeta de destino, o bien en los aspectos técnicos y psicológicos de la travesía. Muy pocas ponen el foco en las dificultades ecológicas de mantener un ecosistema totalmente aislado y cerrado. Aurora (2015), de Kim Stanley Robinson, es una de esas novelas, pero al mismo tiempo está muy lejos de ser la enésima historia de viajes interestelares. Porque, paradójicamente, Aurora es por encima de todo un alegato contra el viaje tripulado interestelar.

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La acción se desarrolla dentro de unos cinco siglos a bordo de una inmensa nave interestelar generacional que viaja rumbo al sistema de Tau Ceti. En Aurora, Robinson se ha ceñido a las leyes de la física y por lo tanto no tenemos naves que se muevan por encima de la velocidad de la luz (nada de atajos tipo FTL). La única posibilidad que tienen los humanos normales para alcanzar las estrellas es usar naves generacionales capaces de alcanzar un 10% de la velocidad de la luz mediante un sistema de propulsión que combina una vela láser con fusión nuclear. La nave es una colonia que alberga a unos dos mil seres humanos repartidos en dos gigantescos anillos dispuestos de forma similar a la mítica estación espacial de 2001, pero con un tamaño muy superior. De hecho, cada anillo está dividido en varios segmentos que albergan distintos ecosistemas terrestres para garantizar la máxima diversidad biológica. En este sentido, la nave se parece más a una colonia de tipo Stanford que a una simple nave espacial.

La historia comienza cuando ya han pasado 159 años desde que la nave salió del sistema solar y apenas quedan unos once años para llegar a Tau Ceti. Obviamente, las primeras generaciones de colonos hace ya tiempo que fallecieron. Nuestra heroína es Freya, la hija de la ‘ingeniera jefe’ de la nave. Junto a ella conoceremos los entresijos de la nave y las dificultades que los colonos tienen para que los ecosistemas funcionen como es debido. Curiosamente, es el ordenador de abordo el que nos cuenta el devenir de los acontecimientos, una originalidad del autor que aumenta el interés de la novela, aunque en ocasiones el ritmo de la narración se hace un poco extraño. Después de describir a los habitantes de la colonia y parte de la multitud de biomas que la componen, la nave llega finalmente al sistema de Tau Ceti. El destino es Aurora, una luna de tamaño terrestre que orbita una supertierra localizada en la zona habitable de la estrella. Desde el sistema solar los astrónomos detectaron hace siglos la presencia de oxígeno en la atmósfera y, consecuentemente, se supone que es un mundo habitable. Y así es. Aurora resulta ser un bello mundo océano con una isla del tamaño de Groenlandia como única masa de tierra firme. La primera avanzadilla de colonos desciende al planeta para explorarlo y… bueno, el resto mejor lo lees tú mismo, que no quiero estropear la historia. Pero digamos que a partir de ese momento las cosas empiezan a ir mal, muy mal.

La tesis clave de Aurora es que cada forma de vida está intrínsecamente unida a su planeta de origen y necesita de éste para sobrevivir a largo plazo. La colonización de los mundos del sistema solar es posible gracias a la cercanía espacial y temporal de la Tierra, pero visitar otras estrellas es un asunto completamente distinto. Por este motivo, el que la historia esté situada en el mismo universo de su anterior novela, 2312, un auténtico manifiesto a favor de la colonización humana del sistema solar, no es ninguna contradicción. De acuerdo con Robinson, los viajes interestelares con humanos nunca serán posibles. Primero, porque, según él, es imposible mantener vivo un ecosistema cerrado durante siglos, incluso si disponemos de naves gigantes. Segundo, porque los mundos habitables de nuestra Galaxia o están desprovistos de vida -con lo cual resulta muy difícil colonizarlos porque son inhóspitos para los humanos-, o poseen microorganismos nativos que pueden matarnos. Probablemente la última tesis está un poco cogida por los pelos, pero la primera es mucho más interesante y es la que constituye el núcleo principal de la novela.

Aurora es una novela valiente, polémica y original que no dejará indiferente a nadie. Escrita con la maestría a la que el autor nos tiene acostumbrados, es sin embargo una historia muy oscura y pesimista que contrasta fuertemente con el optimismo a raudales del que hacía gala la Trilogía Marciana. Dejará con mal sabor de boca a más de uno, pero vale la pena.

Lo mejor: los personajes (incluyendo el ordenador), la nave y la detallada descripción de Aurora (especialmente los eclipses y la costa de la isla).

Lo peor: la última parte me pareció más floja -y con un par de elementos deus ex machina poco creíbles que el resto, especialmente el final en la playa, demasiado largo para mi gusto.

 



52 Comentarios

  1. creo que ya para cuando seamos capases de crear colonias espaciales permanente de una o otra manera ya deberíamos haber hecho un sistema autónomo para la atmósfera y si es de mandar una colonia de mas de 10,000,000 de toneladas a otro sistema solar es algo a un nivel mas alto que simplemente dejarla flotando , asi que opino que ya hace décadas ese problema de la atmósfera debió haberse resuelto ya para cuando crearon las primeras colonias fijas.

    1. Siempre habrá fallos técnicos en las pelis de ciencia ficción, muchos de ellos deliberados para dar mas expectqcularidad en la peli. Eso si’ hay limites, porque lo de decir a izquierda o a derecha ( como en start trek) en vez de a babor o estribor es ya insalvable.

  2. Dani, como siempre, gracias por el «apunte» de la novela de Stanley Robinson… la leeré, por supuesto. Estoy ahora liado con 2312… una sorpresa para mi. Soy muy «freaKim» de sus novelas, lo siento.
    De todas formas y salvando las distancias, hace poco vi una serie de tv: «Ascension»… pocos capítulos, que narraba el viaje hacia otra estrella, también en una nave interestellar generacional que parte de la Tierra en 1963, en un viaje de 100 años de duración… la serie tiene una sorpresa que hace que todo se desmorone y te acuerdes del guionista y del director, un «horreur», en mi opinión.

    1. Yo también soy muy fan se Stanley Robinson, me encantó tanto su saga marciana como Tiempos de Arroz y Sal.

      Me encantan esas magníficas ensaladas que monta, mezclando ciencias físicas con tecnología y ciencias sociales. Crea historias muy estimulantes con visiones complejas e interdisciplinarias. Esa mezcla entre lo literario y lo ensayístico me recuerda un poco a Umberto Ecco, pero Stanley Robinson consigue un resultado más nítido, con menos ilusionismo y más fundamento.

  3. «Primero, porque, según él, es imposible mantener vivo un ecosistema cerrado durante siglos, incluso si disponemos de naves gigantes. Segundo, porque los mundos habitables de nuestra Galaxia o están desprovistos de vida -con lo cual resulta muy difícil colonizarlos porque son inhóspitos para los humanos-, o poseen microorganismos nativos que pueden matarnos. Probablemente la última tesis está un poco cogida por los pelos, pero la primera es mucho más interesante y es la que constituye el núcleo principal de la novela.»

    Más que cogida por los pelos, yo diría que es directamente estúpida. ¿Una biosfera que se ha originado y ha evolucionado durante miles de millones de años de forma totalmente independiente de la nuestra pero cuyos organismos pueden enfermarnos? Sí, claro, y un roble puede pillar la gripe…

    Y si el planeta está desprovisto de vida, mejor que mejor, se terraforma mediante robots y listo.

    Sobre la primera, no hay por qué mandar ecosistemas vivos. Se pueden mandar semillas, esporas y embriones congelados. O ADN, ya sea real o en una base de datos. Incluso se podrían mandar seres humanos completos si la criónica consigue ser una realidad (lo que parece bastante probable). Es más, en el caso de mandar humanos vivos, no tendría por qué ser en una nave generacional si conseguimos curar el envejecimiento (lo que también parece bastante probable), aunque quedaría el problema del aburrimiento, por lo que me inclino más por la criónica o algún otro tipo de animación suspendida.

    1. Yo no creo que esto fuera un impedimento, pero no creo que el argumento de la infección esté cogido por los pelos.

      Unas formas biológicas muy separadas no podrían infectarnos. En eso estamos de acuerdo. Una infección se basa en usar el organismo de destino en tu propio beneficio. Un parásito se debe a un huesped muy concreto
      PERO, sí que podrían colonizarlo, de la misma manera que un grupo de bacterias puede colonizar un montón de estiercol, de materia orgánica sin distinción. Si una forma de vida alienígena, una «bacteria» o equivalente, actuara contra nosotros como simple comida, compuestos orgánicos utilizables, y nos colonizara con éxito, no sé por qué no iba a poder.

      Un virus no, porque se basa en usar lo existente en su beneficio, pero una bacteria puede actuar contra una masa genérica de biomasa y quizás, precísamente por no habernos enfrentado jamás a una bacteria así, estar totalmente indefensos.
      Las bacterias no necesitan basarse en el ADN del organismo destino. Son totalmente autónomas. Así que si enfermáramos o no se trataría simplemente de si nuestro sistema inmunitario es más efectivo que el sistema de reproducción de las «bacterias» alienígenas.

      1. Lo que dices sigue sin tener ningún sentido. ¿Por qué iban a poder alimentarse de nuestros compuestos orgánicos? Una cosa es que, yo qué sé, metabolicen metano, que es relativamente abundante en el universo, y otra muy distinta es que puedan metabolizar aminoácidos (y no digamos ya proteínas completas), azúcares, lípidos… La probabilidad debe de ser infinitesimal.

        1. La química del carbono es muy parecida. No es importante como evolucione, si damos por hecho que es química orgánica en un mundo con mucho oxígeno, los compuestos orgánicos son iguales en todos los lugares del universo. Entiendo que desde una perspectiva meramente biológica, nosotros seríamos un filón de «materia orgánica» sin oxidar. Biomasa andante.

          Puedo entender que quizás no tengan adn, que sus proteinas sean distintas, pero nuestras largas cadenas de compuestos orgánicos, azúcares y grasas, serían en esencia igual de «digeribles» que cualquier otra biomasa, da igual que sea alienígena o no.

          Fíjate que nuestro sistema inmunitario, los glóbulos blancos, no funcionan de forma discriminatoria, sino precísamente compitiendo de esta forma genérica. Fagocitando posibles elementos extraños, respetando las células de nuestro organismo. En ese sentido, es de esperar que incluso contra formas de vida pequeñas capaces de colonizar nuestros cuerpos en una biosfera alienígena, intentaran responder e incluso lograrlo con éxito. Pero potencialmente también podrían ser incapaces de reaccionar adecuadamente contra esos elementos. Quizás demasiado activos. Quizás indetectables. Quizás no puedan fagocitarlos.

          1. A ver, una cosa es la química orgánica, en general, y otra la química orgánica que usa la vida terrestre. La segunda es de un tipo muy particular. Por poner un solo ejemplo de las muchas particularidades que tenemos: nada en la química orgánica dice que el código genético deba ser como es, aunque en este planeta todos los seres vivos tengan el mismo.

            https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digo_gen%C3%A9tico

          2. El sistema inmune es precisamente un buen ejemplo de lo que digo. Por ejemplo, los macrófagos no pueden digerir cualquier cosa. Lo absorven y lo meten en un lisosoma, que digiere la sustancia si tiene la encima adecuada para ella. Algunas, como el «colesterol malo» (LDL oxidado) no puede digerirlas, y si ingiere demasiada cantidad, acaba muriendo y provocando, tras un proceso algo enrevesado, placas en las arterias (arterioesclerosis) y a la larga un infarto o un ictus.

  4. Kim Stanley Robinson… Buuuffff…. Es capaz de lo mejor y de lo peor.
    Recuerdo que MARTE ROJO me gustó la primera vez que lo leí hace una década, pero en la segunda lectura este año, con la sana intención de leerme la trilogía completa, NO PUDE CON ÉL.
    Con esa otra supuesta «obra maestra» de Kim que es «2312», me pasó tres cuartos de lo mismo: Aburrida, lenta, con una trama carente del más mínimo interés, unos personajes estúpidos (en especial la prota, una tal «Cisne»), pésimamente escrita, peor traducida y con una edición de juzgado de guardia llena de errores ortográficos y morfológicos… Sí, hay algunas cosas interesantes, como las descripciones de los procesos de terraformación en algunas lunas y planetas pero… ¡Es que puedes saltarte no ya páginas sino capítulos enteros en los que no pasa absolutamente nada! Es demencial (por no hablar de la sandez del «Acuerdo Mondragón»).
    Sin embargo, su larguísima ucronía «TIEMPOS DE ARROZ Y SAL» me pareció una auténtica pasada, la madre de todas las ucronías (la evolución del mundo si los europeos hubieran desaparecido en el siglo XIV a causa de la peste negra), magníficamente escrita y documentada.
    Así pues, ante «AURORA» me mantengo en alerta. No me convence lo que nos ha contado Daniel del argumento. Lo de las naves multigeneracionales está ya muy visto (ahí está la saga RAMA, de Arthur C. Clarke) Y creo que tratar de fijar cómo será la evolución de la tecnología aeroespacial de aquí a cinco siglos, qué avances se habrán producido en física o presuponer que nuestros descendientes de ese momento no van a ser capaces de enfrentarse a las amenazas de una biota alienígena pues… como que no…
    En mi opinión, y dejando a un lado «TIEMPOS DE ARROZ Y SAL», Kim Stanley Robinson es un autor muy sobrevalorado.

    1. Por otra parte, siempre que me encuentro con la idea de las naves multigeneracionales como vehículos de colonización interestelar me surge la misma pregunta: si eres capaz de construir gigantescas naves (o estaciones espaciales) habitadas por miles de humanos en un entorno similar al de la Tierra… ¿Para qué puñetas te vas a embarcar en un viaje incierto a otro sistema solar? Llenas tu propio sistema de esas estructuras y listo, a esperar unos millones de años a tener la tecnología adecuada para doblar el espacio o lo que sea.
      Es que no le veo sentido, la verdad.

      1. Supongo para expandirnos entra varios soles y asegurar la existencia de la vida terrestre en caso que nuestro sol se apague o nos mate a todos con alguna tormenta solar bestial.

        Yo si que le veo sentido.

    2. Yo no me meto en la cuestión de gustos, que para eso hay colores de sobra, pero personalmente me gusta mucho Kim. Sabe crear sociedades complejas y ricas en matices como pocos autores y su prosa es muy, pero que muy buena (desconozco el nivel de las traducciones y ediciones españolas, pero algo me dice que no están a la altura de los originales). He disfrutado de todas sus obras, incluso de Shaman, que no es para nada de ciencia ficción. Lo único que le reprocho es que a veces es algo errático en la narración y que sus finales no suelen estar a la altura del resto de la obra (como un Pérez Reverte, pero en novelas de ciencia ficción).

    3. Yo también tuve que dejarlo, pero en la primera lectura; más o menos cuando unos cuantos se montan una pseudoreligión y comienzan a comer tierra. Simplemente me parecía imposible que la colonización de Marte se pudiese realizar de la manera que describe, sin contar los fallos que plagan la novela.

  5. De Kim Stanley Robinson sólo he leído «Marte Rojo» (a mi juicio excesivamente lenta y con personajes poco interesantes) y «Tiempos de arroz y sal» (que me encantó). Respecto a la tesis de la obra… Yo comparto la opinión de muchos: no hace falta enviar un ecosistema completo (envía embriones congelados y listo) y la idea de que en un ecosistema completamente diferente al nuestro pueda haber microorganismos que nos infecten resulta poco creíble. Ahora bien, no está de más recordar que: 1) es una novela y 2) del mismo modo que nuestros antepasados creyeron cosas que hoy en día consideramos estúpidas, nuestros descendientes también se reirán de nosotros por las estupideces que creemos.

    1. En «Canticos de Una Lejana Tierra» de Arthur C Clarke se usaban «naves sembradoras» que consistian en enviar embriones de seres humanos y al llegar «crear» vida y así colonizar la vida. No obstante dejar un grupo de «niños» desnudos y solos en un mundo desconocido era una crueldad, así que habrían robots y computadoras(ordenadores) tutoriales para los instruir a los recien nacidos para sobrevivir e instaurar una nueva socieda terrestre en otro mundo. Todo esto se estaba llevando así hasta que se descubrio la llamada «Energía Cuantica» el cual hacía los viajes inteestelares en un tiempo mas racional y de esta forma que la gente fuera congelada sin necesidad de empezar de cero.

    2. «1) es una novela»

      … de ciencia-ficción. Nadie diría nada de esto si se publicara como una novela de ficción. Yo nunca criticaría a El Señor de los Anillos porque los orcos no existen, ni creo que los otros que han criticado a Robinson lo hicieran.

      «2) del mismo modo que nuestros antepasados creyeron cosas que hoy en día consideramos estúpidas, nuestros descendientes también se reirán de nosotros por las estupideces que creemos.»

      Lo cual no significa que toda estupidez que alguien diga ahora tenga posibilidades de probarse cierta algún día. La teoría de la Tierra plana nunca tendrá validez por mucho tiempo que pase (a no ser que la propia humanidad se vuelva estúpida), ni la homeopatía curará.

  6. SPOILER: El problema de AURORA y el riesgo biológico es que habla de una «especie de prion» como único «organismo» de ese planeta. Y un prion no puede existir aislado.
    Por otra parte, no soy biólogo, pero supongo que un organismo alienígena basado en el carbono y en los mismos aminoácidos y proteínas que la vida terrestre sí podría ser potencialmente peligroso ¿No? Sino, serían absurdos los protocolos de protección de muestras. ¿O estoy equivocado?
    En cuanto a la propia nave, el sistema de propulsión propuesto es disparatado. Y si puedes criogenizar a los supervivientes… ¿No es mas lógico mandarlos hibernados desde la Tierra?

    1. SPOILER: el tema del prión es bastante polémico. Es posible que haya otras formas de vida en Aurora más complejas en el fondo de los océanos por ejemplo. En la novela se decide mandar a la avanzadilla aunque la exploración preliminar no se ha terminado. En cuanto al sistema de hibernación, es uno de los deus ex machina de los que hablaba al final.

  7. Con respecto a los viajes interestelares, yo creo que lo difícil es que aprendamos a vivir, y por vivir me refiero a estar la vida completa, en el espacio a través de colonias como estas. Si eso se logra en nuestro sistema solar, si estas colonias tienen capacidad autosuficiente y capacidad de replicación en un entorno adecuado (como el cinturón de asteroides) entonces en vez de intentar lo de esta novela, cruzar a otra estrella (la gran dificultad) luego en vez de centrarte en el planeta lo lógico es asentarse en la estrella, pero en el espacio. Allí replicar la colonia varias veces y garantizar la supervivencia de los colonos incluso si el planeta no logra colonizarse con facilidad. Así se puede tomar las generaciones que fueran necesarias para lograr el objetivo final.

    En este caso se toma un planeta vivo como referencia, pero es que podría ser perfectamente un planeta tipo Marte, donde las condiciones no serían especialmente diferentes de nuestro Marte. Lo difícil es crear un sistema autosostenido, y una colonia en el espacio profundo rodeado de vacío NO puede serlo, porque siempre vas a perder materia. Necesitarás viajar a un destino adecuado, similar a nuestro sistema solar donde podrás garantizar los recursos y replicarte, pudiendo crear una civilización espacial en sí misma. Lo de los planetas sería un objetivo a largo plazo, incluyendo la adaptación a un entorno biológico alienígena o terraformando uno estéril potencialmente transformable.

    Respecto a las formas de vida, creo que la clave estará en aprender como generar seres vivos a partir de una versión digitalizada y pequeñas muestras congeladas. Úteros artificiales, modificaciones genéticas a gran escala, y cosas así.
    No estamos tan lejos, ya que las investigaciones para la deextinción de especies trabaja en un sentido muy similar. Sacar unas especies a partir de células de otras. No se necesitarían llevar ecosistemas enteros. Solo muestras y la tecnología adecuada para sembrarlas cuando la oportunidad llegase. Otra cosa sería tenerlas símplemente por tener un ambiente aceptable en la colonia, en un sentido de ser una colonia para vivir sin sentirse constreñido por las limitaciones del espacio. Tener ambientes que reprodujeran la naturaleza seguro que ayudaría en ese aspecto.

  8. Bufff… dentro de cinco siglos no habremos conseguido nada mejor que lo que ahora ya vislumbramos (¿jugamos a adivinar 2015 con la mentalidad de 1515? Por hacer historia «dura»). ¡Ah! Y el viaje es imposible, porque aunque no lo demuestra (al menos según la opinión del articulista que nos ha facilitado Antonio) supongo que le bastará el que a él, Kim Stanley Robinson, no le quepa en la cabeza. Me parece trivial y derrotista, así que no pienso leerlo. Intenté leer la trilogía de Marte (comenzando por Marte rojo), pero por lo lento de la trama y mi desafección (asunto personal, es cierto), con la visión política imperante en EEUU, y expresada de forma maniqueísta, lo abandoné.

  9. REPITO UNA CUESTIÓN A MODO DE CONSULTA:
    No soy biólogo, pero supongo que un organismo alienígena basado en el carbono y en los mismos aminoácidos y proteínas que la vida terrestre sí podría ser potencialmente peligroso ¿No? O, al menos (dejando a un lado lo de ser «peligroso») podría interactuar con nuestra biología.
    ¿Correcto o incorrecto?

    1. Por supuesto que organismos con nuestra misma base biológica podrían ser potencialmente peligrosos. Pero sería muy difícil que, incluso basada en carbono y en condiciones ambientales terrestres, una vida evolucionara en otro sistema y acabase usando los mismos aminoácidos y maquinaria genética que la vida terrestre. Es una idea muy antropocéntrica.

      Otra cosa es que sean peligrosos o no. Como mínimo, competirán por los recursos disponibles. Pero nada de infecciones y cosas así.

      En cinco siglos, es muy poco verosímil que tengan sentido «naves generacionales». Si no nos hemos destruído, ni involucionado, ni nos ha tocado una GRB, y si las IA nos dejan, y si – sobre todo – seguimos con ésta manía de colonizar, basta con unos pocos petabits para poder disponer de unos cuantos miles de colonos en cualquier sitio, con una logística mucho más sencilla. Una forma extrema de ISRU 🙂

    2. Repito lo que dije arriba. La probabilidad de que una biota totalmente ajena a la Tierra durante miles de millones de años use la misma bioquímica que la terrestre, con todos sus muchísimos detalles arbitrarios, es totalmente despreciable.

      Vamos, es que ni en la propia Tierra pasa nada parecido. Por ejemplo, los virus que pueden infectar a humanos existen porque nosotros y nuestros antepasados primates/mamíferos llevamos millones de años compartiendo el planeta con diversos virus. Si en la Tierra nunca hubieran existido primates y de repente llegara un Homo sapiens en una nave espacial, no habría ningún virus que pudiera infectarlo. Necesitaría bastante tiempo para evolucionar hasta poder infectarnos, y mucho más conforme más distintos fuéramos de la fauna existente (pensemos que no hubiera mamíferos, o no hubiera eucariotas, o el código genético fuera totalmente distinto, etc.). Un extraterrestre que encontráramos en Tau Ceti estaría por simple estadística en el extremo de esta escala.

      Basta saber un poco de bioquímica y biología para darse cuenta de esto.

      1. Sí, gracias, ya lo he leído. Se han cruzado mensajes y respuestas.

        Pero entonces me pregunto… Si las posibilidades de contaminación con organismos alienígenas son estadísticamente despreciables… ¿Por qué se insiste tanto en los protocolos de protección biológica en misiones de retorno de muestras? Porque leo en la Wikipedia («Contaminación interplanetaria»):

        «Actualmente para las muestras de una futura misión de retorno de Marte, existe el protocolo de cuarentena para cualquier muestra proveniente de Marte; el cual se llevaría a cabo en un laboratorio de bioseguridad de nivel 4, conocido como el Mars Sample Return Receiving Facility (MSRRF). Esta contaminación de regreso puede iniciarse en su primera etapa hipotéticamente en el mismo planeta explorado, como una interación directa entre los astronautas y las hipotéticas formas de vida microscópicas autóctonas.»

        ¿Demasiada preocupación?

        1. «¿Por qué se insiste tanto en los protocolos de protección biológica en misiones de retorno de muestras?»

          ¿Y por qué en 40 años no se ha salido de la órbita baja? Misterios de la NASA… Mi impresión personal es que en la época de Nixon la NASA le cogió fobia a cualquier tipo de riesgo, hasta extremos irracionales, y se ha mantenido así desde entonces.

          1. La razón de no salir de la órbita baja es el vil metal. El programa Apolo suponía meter el 5% del PIB de Estados Unidos en el programa espacial, algo difícil de mantener en el tiempo.

    3. Yo tampoco soy biólogo Hilario, pero pienso que lo que tú comentas es correcto. Siempre he pensado que en un hipotético viaje a Marte tripulado tendremos que preocuparnos más de nosotros, que de poder dañar la posible vida marciana. Nosotros pensamos, pero cómo la vida que pudiera haber allí sea tipo microbiana, adaptada al planeta, quizá pudiéramos ser apetecibles. Un saludo.

    1. Leo en este artículo lo siguiente:
      «Sin embargo, qué sucede en un planeta donde toda la vida hace mucho tiempo que ha desaparecido? Este puede ser el caso de Marte, aunque aún está por ver si la vida domino una vez el planeta rojo en su breve, húmedo y cálido pasado. Supongamos que Marte una vez albergo vida microbiana primitiva, acompañada de una buena cantidad de virus. Tal y como hemos visto en nuestro mundo, la mayoría de los virus necesitan un huésped especifico, por lo que no sería de extrañar que este fuese el caso que nos encontraríamos con los virus marcianos. Pero aquí surge una terrible duda, a medida que la vida marciana se extinguía los virus se enfrentaban a un serio problema, extinguirse en el interior de sus anfitriones específicos o mutar para poder infectar cualquier tipo de célula. Si los virus lograron cambiar para poder habitar cualquier célula que encontrasen, el intercambio genético les habría dado herramientas que les permitirían sobrevivir incluso con niveles de subsistencia. Así que, si una vez hubo vida en Marte, podríamos encontrarnos con una especie de super-virus capaz de resistirlo todo e infectar todo organismo viviente, estos virus podrían presentar un riesgo biológico para cualquier futuro astronautas que desee plantar su pie en Marte. Tal vez mientras buscamos vida en Marte, también tendríamos que equipar a nuestros vehículos robóticos para buscar virus.»

      ¿Opiniones?

      1. Robert Zubrin opina (basándose en el meteorito ALH84001 y otros datos) que la vida que hay o ha habido en Marte tiene un origen común con la terrestre, y que la exploración tripulada de Marte permitirá aclarar si ese origen común está en Marte o fuera del Sistema Solar. Es extraño que la primera forma de vida del registro fósil sea algo tan complejo como las bacterias, y que aparezca prácticamente cuando la Tierra está lo bastante fría para albergarlas, sin una larga evolución anterior, como sí ocurrió en el paso de las bacterias a las eucariotas. La solución al misterio podría ser que esa vida más simple evolucionó fuera, quizás en Marte, quizás más lejos, y llegó a la Tierra en meteoritos. Si se encontrara esa vida más primitiva en Marte, sabríamos que su origen está en Marte (que se enfrió antes que la Tierra). Si no, su origen estaría fuera y llegó a los dos planetas a la vez.

  10. PARA TODOS LOS LECTORES Y PUBLICO EN GENERAL, QUIENES ME HAN SEGUIDO ESTOS ÚLTIMOS AÑOS Y HAN LEÍDO ALGUNOS DE MIS CUENTOS, LES INFORMO QUE YA ESTÁN DISPONIBLES EN AMAZON.COM EL COMPENDIO DE SIETE CUENTOS CON EL TÍTULO DE «CUENTOS INCREÍBLES» .
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  12. Una pregunta Daniel, yo también soy muy fiel seguidor de Kim Stanley Robinson y te quería preguntar si conoces algún autor similar a él. Gracias. Y muchas más gracias por este maravilloso blog, un maravilloso regalo de casi cada día 🙂

  13. Estoy leyendo la novela. Tiene un estilo basado más en los diálogos que en la crónica, tratando en lo posible de que el lector se meta en el papel de los protagonistas. Debido a mi admiración de toda la vida hacia autores como Carl Sagan, soy optimista en lo que respecta a la capacidad de la raza humana para alcanzar las estrellas y dominar el viaje interestelar; sin embargo, estoy dispuesto a analizar el pensamiento de Kim Stanley Robinson. Una vez termine el libro, emitiré mis opiniones.

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Por Daniel Marín, publicado el 7 septiembre, 2015
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