Amanecer de la Tierra (45 años del Apolo 8)

Por Daniel Marín, el 24 diciembre, 2013. Categoría(s): Apolo • Astronáutica • General • Luna • NASA • Sistema Solar • Sondasespaciales • Tierra ✎ 19

Es una simple fotografía. La Tierra sobre el horizonte lunar. Puede que no se trate de la imagen más espectacular tomada durante una misión Apolo, pero fue histórica. Por primera vez la humanidad fotografiaba la Tierra, su hogar, desde la órbita de otro mundo. No era una imagen tomada por un emisario robótico, no. Una persona de carne y hueso tuvo que apretar el botón de la cámara para hacer la fotografía, demostrando lo lejos que habíamos llegado como especie. Piénsalo por un momento. Alguien tuvo que viajar los 380000 kilómetros que nos separan de nuestro satélite para hacer esa foto. Y luego tuvo que volver de una pieza, porque se hizo usando un carrete fotográfico que tuvo que ser revelado a la vieja usanza. La fotografía, denominada earthrise (‘salida o amanecer de la Tierra’) fue tomada el 24 de diciembre de 1968 durante la misión Apolo 8. Hoy se cumplen 45 años de su existencia.

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La fotografía ‘earthrise’ tomada el 24 de diciembre de 1968 (NASA).

Pero, ¿cómo habían llegado tres seres humanos hasta tan lejos? El Apolo 8 había despegado el 21 de diciembre de 1968 a las 12:51 UTC desde la rampa 39A del Centro Espacial Kennedy a lomos del tercer cohete Saturno V (AS-503). Frank Borman (comandante), James Lovell (piloto del módulo de mando) y Bill Anders (piloto del módulo lunar) pasaron tres horas en una órbita terrestre de aparcamiento de 166 x 158 kilómetros antes de que la etapa S-IVB se volviese a encender para enviarles, por primera vez en la historia, rumbo a nuestro satélite.

Y eso que la misión Apolo 8 no tenía que haber viajado a la Luna. Según el plan preliminar, el Apolo 8 debía ser la ‘misión D’ del programa. Las misiones A y B fueron vuelos no tripulados, mientras que la C era una misión tripulada en órbita baja terrestre lanzada por un cohete Saturno-IB para probar los sistemas de la nave Apolo CSM. La misión D se convertiría en la primera misión tripulada Apolo que haría uso del potente Saturno V, mandando un CSM y un módulo lunar LM en una órbita baja con el fin de verificar el buen funcionamiento de todos los elementos de las misiones lunares. La misión E enviaría a un CSM y un LM en una órbita elíptica de gran altitud (6500 km) para probar el escudo térmico del módulo de mando durante la reentrada a velocidades cercanas a los 11 km/s, las mismas que experimentarían en una misión lunar.

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La tripulación del Apolo 8. De izqda. a derecha: Borman, Anders y Lovell (NASA).

El Apolo 7 llevaría a cabo la misión C en octubre de 1968 y para diciembre de ese mismo año estaba previsto el lanzamiento del Apolo 8, que efectuaría la misión D. Pero había un problema. El módulo lunar para esta misión no estaba listo y pese a los esfuerzos de Grumman -el contratista principal del LM- nada hacía indicar que lo estaría en la fecha prevista. Sin embargo, el retraso del LM no era nada comparado con las inquietantes informaciones procedentes del otro lado del telón de acero. En agosto de 1968 la CIA había advertido a la NASA que los soviéticos estaban haciendo progresos con su programa lunar tripulado. Una misión de sobrevuelo lunar con cosmonautas podría tener lugar antes de fin de año. El pánico se apoderó de la NASA. Si los soviéticos lograban poner un hombre alrededor de la Luna, todo se habría ido al traste. No importaba que, de acuerdo con la CIA, estuviesen muy lejos de lograr un alunizaje. Para el mundo habrían sido los primeros en viajar a la Luna. En una guerra de propaganda estos matices eran irrelevantes.

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La tripulación suplente del Apolo 8: Armstrong, Aldrin y Haise (NASA).

Pero ni la CIA ni la NRO podían saber que el programa de sobrevuelo soviético 7K-L1/Zond estaba lejos de alcanzar la madurez tecnológica requerida para una misión tripulada. Sucesivos fallos y una alarmante falta de medios se habían unido para retrasar gravemente el proyecto. Naturalmente, la NASA desconocía estos detalles. Había que hacer algo si no querían verse sobrepasados en el último momento. George Low, uno de los encargados del programa Apolo, tuvo una elegante idea. ¿Por qué no cambiar el orden de las misiones D y E? La misión E volaría primero, pero no a una órbita elíptica, sino a la Luna. Eso sí, al no estar listo el módulo lunar, la nueva misión sería conocida como C’ (C-prima). En realidad, en abril de 1968 ya se habían hecho estudios previos explorando esta posibilidad (los retrasos con el LM ya eran vox populi a comienzos de año).

La idea era fantástica, aunque tenía sus pegas, especialmente con respecto a la seguridad. Low y el administrador de la NASA James Webb consideraron que las ventajas superaban con creces los inconvenientes. Pero los riesgos eran muy reales. De haber sufrido un accidente como el del Apolo 13, la tripulación del Apolo 8 habría muerto irremediablemente al carecer de la ayuda adicional de los sistemas del LM.

Ahora tocaba decírselo a las tripulaciones. La misión D debía estar tripulada por James McDivitt, David Scott y Russell Schweickart. Cuando Deke Slayton -encargado de asignar las tripulaciones de las misiones Apolo- fue informado de los nuevos planes de la NASA, le ofreció a McDivitt comandar la nueva misión C’, pero el veterano piloto rechazó la propuesta. Su tripulación se había entrenado duramente para trabajar con el módulo lunar y no quería cambiar las reglas del juego a estas alturas del partido. ¿Se puede rechazar el honor de pasar a los libros de historia como el primer hombre en viajar a la Luna? Sí, sí que se puede, como bien demostró Jim McDivitt. Por supuesto, McDivitt no estaba loco. Era ante todo un piloto de pruebas y nada era más importante que probar por primera vez un nuevo vehículo, en este caso el LM. La misión Apolo 8 sería espectacular y muy arriesgada, sí, pero para un piloto de pruebas era una repetición del vuelo del Apolo 7, sólo que un ‘poco’ más lejos.

Slayton decidió entonces asignar la tripulación original de la misión E a la nueva Apolo 8. Su comandante, Frank Borman, no tuvo ningún reparo a la hora de aceptar su nuevo objetivo. Al contrario. La misión E iba a ser una repetición ‘aburrida’ de la misión D, pero a mayor altura. Ahora le estaban ofreciendo la Luna, literalmente. Resultaba difícil resistirse a una propuesta así. El resto de la tripulación estaría formada por Bill Anders, un piloto del módulo lunar que debería volar en una misión sin módulo lunar, y James Lovell. En realidad, hacía solamente un mes que Lovell había sido incluido en la tripulación. Michael Collins era el piloto del módulo de mando para la misión E, pero un problema médico obligó a retirarlo de la tripulación y sería sustituido por Lovell.

No sería hasta el 7 de noviembre de 1968 cuando George Mueller, administrador asociado de la oficina de vuelos tripulados de la NASA, anunció públicamente que el Apolo 8 podría viajar a la Luna. La confirmación oficial del nuevo objetivo llegaría el 12 de noviembre. La noticia tuvo lugar dos meses después de que la Unión Soviética mandase con éxito la nave Zond 5 (7K-L1 9L) alrededor de la Luna con dos tortugas y otros seres vivos. La 7K-L1 era una nave Soyuz modificada para vuelos tripulados circumlunares desarrollada por la oficina de diseño OKB-1 de Serguéi Koroliov. No obstante, las 7K-L1 eran lanzadas por los cohetes Protón (UR-500) de la OKB-52 de Vladímir Cheloméi. Al mismo tiempo, la URSS estaba desarrollando el programa de alunizaje N1-L3, un proyecto hacía uso del cohete gigante N1. Pero los retrasos que acumulaba el programa eran tan brutales que por entonces nadie pensaba que pudiera poner un hombre en la Luna antes de 1972.

La Zond 5 regresó a la Tierra el 21 de septiembre de 1968. El sistema de guiado automático de la cápsula falló y la nave fue incapaz de realizar la doble maniobra de reentrada (skip reentry), por lo que llevó a cabo un descenso balístico sobre el océano Índico. En marzo de ese mismo año la Zond 4 ya había realizado un vuelo circumlunar, pero la cápsula fue destruida por el sistema de autodestrucción al desviarse de su trayectoria. De esta forma se intentaba evitar que los norteamericanos pudiesen capturar la cápsula. Los ingenieros de la OKB-1 protestaron vehementemente ante esta decisión. Según ellos, se había perdido una valiosísima oportunidad de estudiar los sistemas de la nave, demorando el progreso del programa. Como consecuencia, la Zond 5 no sería destruida, pero casi resulta capturada por los estadounidenses, demostrando que los militares soviéticos no estaban tan desencaminados.

De acuerdo con el análisis de la trayectoria de la Zond 5 e informaciones de la CIA, el Pentágono sabía donde podría caer la cápsula en caso de una reentrada balística. El destructor de la armada estadounidense USS McMorris fue enviado a la zona y allí se encontró con varios buques soviéticos de investigación oceanográfica. El propósito de la flotilla soviética no era otro que recuperar la cápsula de la Zond 5 tras un amerizaje. Aunque el USS McMorris intentó acercarse al botín espacial, fue en vano. El buque Borovichi de la Academia de Ciencias de la URSS logró recoger la cápsula Zond 5 del mar cuando ésta efectuó una entrada balística debido a otro fallo del sistema de guiado. Pocos días después estaba en Moscú, al igual que los ‘tortuganautas’ que iban en su interior.

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La cápsula Zond 5 es rescatada en el Índico.

En noviembre la Unión Soviética lanzó la Zond 6. La NASA respiró tranquila cuando comprobó que se trataba de otra misión no tripulada. En esta ocasión la cápsula sí ejecutó la maniobra de doble reentrada, pero se despresurizó durante el descenso final, un suceso que habría matado a una posible tripulación. La siguiente ventana de lanzamiento tendría lugar en diciembre y, por paradojas del destino y de la mecánica celeste, se abría antes para la URSS que para los EEUU. La NASA temía que los soviéticos lanzasen una misión tripulada a la desesperada para adelantarse al Apolo 8. Pero la ventana de lanzamiento se abrió y se cerró sin que despegase ninguna nave desde el territorio de la URSS. La 7K-L1 no había realizado ni una sola misión libre de problemas y nadie estaba dispuesto a arriesgar la vida de Alexéi Leónov y Oleg Makárov (la tripulación primaria para un vuelo circumlunar), ni la de ningún otro cosmonauta. No habría respuesta soviética al Apolo 8.

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Primera imagen de la Tierra desde lejos tomada por un ser humano. Fue hecha por Bill Anders durante el camino hacia la Luna en la misión Apolo 8. Sudamérica ocupa la parte central de la imagen (NASA).

Sin competencia soviética y tras un viaje libre de incidentes (salvo por un episodio de vómitos y diarrea del comandante Borman que dejaron la cápsula perdida de residuos un tanto desagradables), el Apolo 8 se situó en órbita lunar 69 horas, 8 minutos y 16 segundos después del lanzamiento. Entonces, durante la cuarta órbita y mientras la nave sobrevolaba la cara oculta de la Luna, sucedió. La Tierra se alzó tras el horizonte. La nave estaba apuntando con el morro hacia la superficie lunar y justo en ese momento Borman encendió los impulsores con el fin de hacer rotar el vehículo sobre su eje longitudinal para permitir que Lovell observase la superficie lunar con el sextante de la nave. Poco después, Anders vio por su ventanilla la canica azul de nuestro planeta e inmediatamente tomó una fotografía en blanco y negro, el primer ‘amanecer de la Tierra’. La aparición de nuestro mundo les pilló totalmente por sorpresa. Nadie les había avisado de que la Tierra saldría justo en ese momento y por ese lugar.

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La primera fotografía earthrise en blanco y negro tomada por Anders (NASA).

Durante décadas los historiadores han discutido qué pasó a continuación y cómo se tomó la siguiente fotografía a color, el verdadero earthrise. La tripulación, lejos de aclarar las cosas, ha jugado al despiste  todos estos años. Tanto Anders como Lovell dijeron en varias ocasiones que habían sido los autores de la famosa fotografía. Pero la incertidumbre se acabó. Gracias a las imágenes del Apolo 8 tomadas justo antes de la histórica fotografía, el equipo de la sonda LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) ha podido determinar la posición de la nave en ese momento con total exactitud. Combinando estos datos con los archivos de audio de la misión, la secuencia de acontecimientos está muy clara y es la que podemos ver en el siguiente vídeo:

(Por cierto, que el vídeo está narrado por Andrew Chaikin, autor de A man on the Moon, un libro que no puede faltar en la biblioteca de un espacio trastornado.) Efectivamente, Bill Anders tomó la primera foto en blanco y negro desde su ventanilla. Tras perderla de su campo de visión, Lovell le pasó un carrete a color para su cámara Hasselblad -equipada con un teleobjetivo de 250 mm- y, desde una de las ventanas para el acoplamiento con el LM, tomó la famosa fotografía, seguida poco después de otra muy similar.

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La segunda foto earthrise a color que tomó Anders (la tercera en total) después de que Lovell le pasase el carrete a color (NASA).

En realidad, el primer ‘amanecer de la Tierra’ fue inmortalizado el 23 de agosto de 1966 por la sonda Lunar Orbiter 1, pero claro, era distinto. Sin intervención humana, la fotografía del Lunar Orbiter 1 carece del ‘espíritu’ del earthrise del Apolo 8. Hace 45 años que Anders tomó esta mítica imagen gracias a unas circunstancias únicas conjuradas por la Guerra Fría. Nadie habría imaginado entonces que en 2013 la única nave operativa en la superficie lunar sería una sonda espacial china.

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El primer earthrise, tomada por el Lunar Orbiter 1 en agosto de 1966 (NASA).

Bola extra: a continuación, otras imágenes earthrise.

Apolo 10:

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Apolo 11:

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Zond 7:

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Apolo 12:

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Zond 8:

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Apolo 14:

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Apolo 15:

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Apolo 16:

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Apolo 17:

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Kaguya:

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19 Comentarios

  1. Creo que cuando dices ‘Low y el administrador de la NASA James Webb consideraron que los riesgos superaban con creces los inconvenientes’, quieres decir que las ventajas superaban los inconvenientes, o algo parecido 🙂

  2. En la foto del Apollo 16 se ve el CSM!! Buena foto esa también. Y gran trabajo del Goddard Space Flight Center. La verdad que se pasaron con el video…

    Excelente artículo como siempre Dani, gracias por este regalito de navidad!

    FELIZ NAVIDAD A TODOS LOS ESPACIOTRASTORNADOS!
    Saludos desde Argentina, José.

  3. Ah, y una consulta a ver si alguien sabe, sería posible que en caso que los rusos hubiesen lanzado una nave trpulada, los americanos los hubiesen pasado en el camino? Teniendo en cuenta que son unas 11 horas entre Baikonur y Florida, lo veo dificil. Pero dado que la Nasa contaba con el Saturno V (y encima viajaban sin el LM) vs el Proton que parece ser un cohete chico para llegar a la luna…

  4. Solo un detalle:
    En la imagen que dice: «La tripulación del Apolo 8. De izqda. a derecha: Borman, Lovell y Anders (NASA).»
    debe decir: «La tripulación del Apolo 8. De izqda. a derecha: Borman, Anders y Lovell (NASA).»

    Saludos.

  5. Siempre me ha fascinado esta imagen. Creo que el momento de ver la Tierra desde otro mundo es tan importante como pisar otro planeta. Hemos conseguido salir de la cuna, aunque aún no vayamos muy lejos.

  6. Feliz navidad a todos 🙂

    Parece mentira que después de cuarenta años aún sigamos en la órbita baja…

    Daniel, ¿tienes pensado escribir un artículo sobre las misiones previstas para el año que viene? Y aparte, ¿podrías escribir algún artículo sobre el telescopio MOIRE?

    Que pases unas felices fiestas y enhorabuena por el blog.

  7. qué mala calidad la foto de los rusos -de los japoneses ni hablar, siendo que era una misión mucho más reciente y habiendo tanta nueva tecnología, veo que se avanza poco (debido a que para la misión Apollo se tuvo lo mejor de lo mejor, y ahora cada misión tiene como primera meta el ahorro). Falta ahora la foto de los chinos y proximamente de los Indos

  8. Gran artículo; como dices, quién iba a pensar entonces que todo se iba a parar, que, por ejemplo, tantos años después no tuviésemos una base permanente…
    Una duda con respecto a la foto del Apolo 16: ¿qué es el módulo que se ve sobre el horizonte, a la izquierda de la Tierra creciente?

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Por Daniel Marín, publicado el 24 diciembre, 2013
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