Algunos números…

Por Daniel Marín, el 27 enero, 2008. Categoría(s): Astronáutica • NASA • Sistema Solar ✎ 11

Personalmente siempre he pensado que el debate entre los partidarios de la exploración del espacio mediante seres humanos y aquellos que defienden el uso de satélites o sondas no tripuladas parte de una serie de suposiciones falsas que pueden llevar a conclusiones equivocadas. Naturalmente, hablamos aquí del programa espacial de los EE UU, pues tanto Rusia como China tienen programas de exploración mediante sondas muy limitados. En Europa, ya que el programa tripulado tiene un peso bastante reducido, no creo que exista un debate real sobre el tema, salvo en el Reino Unido, donde hace años que optaron por no participar en misiones tripuladas.

El argumento de los partidarios de la exploración no tripulada es que con el presupuesto destinado a la ISS o el transbordador se podrían mandar decenas de sondas y explorar todo el Sistema Solar, así como multitud de telescopios espaciales que cubrirían todas las longitudes de onda. Sin duda es verdad, pero creo que la falsa suposición de partida es pensar que si los EE UU abandonasen su programa espacial tripulado, este dinero se repartiría entre los científicos para que mandasen al espacio telescopios y sondas. En cierto modo es una versión menos demagógica del famoso «menos espacio y más comida para los pobres».

Como es sabido, el origen del programa espacial tripulado tiene sus raíces en la Guerra Fría, por lo que siempre se ha considerado una prioridad estratégica del país. Los EE UU jamás abandonarán este programa mientras otros países tengan esa capacidad, así que la posibilidad de repartir el suculento botín de las misiones tripuladas entre la comunidad científica no es más que una quimera.

Son muchos los que se olvidan que el programa de exploración mediante sondas también tuvo su origen en la Guerra Fría. Tengo la impresión de que muchos científicos y analistas creen que los miles de millones de dólares necesarios para desarrollar sondas espaciales surgieron de la nada. Aparte del prestigio internacional, factor muy infravalorado en los análisis de la exploración espacial cuando se habla de los EE UU, el gran impulso para la investigación espacial vino de la mano del programa tripulado. La primera generación de sondas espaciales americanas, las Ranger, Lunar Orbiter y Surveyor, recibieron financiación en gran parte porque se consideraba imprescindible explorar la Luna de forma automática antes del Apolo.

Sin una Unión Soviética lanzando naves a la Luna, Venus y Marte, ¿habría existido la segunda generación de sondas?. Sinceramente, veo difícil que todas las Mariner, Pioneer, Voyager y Viking hubiesen sido aprobadas fuera del marco de confrontación con la URSS.

De hecho, hay quienes piensan justo lo contrario: para que exista un programa de exploración espacial automático plenamente desarrollado debe haber también un programa tripulado que genere la capacidad tecnológica y el impulso político necesario para invertir grandes sumas en el espacio.

Sin embargo, soñar es gratis, así que podemos ver los costes de algunas misiones tripuladas y compararlos con las no tripuladas (las cifras son aproximadas):

  • El transbordador espacial: 150 mil millones de dólares. Esta cifra es muy ambigua, pues se trata de un programa tremendamente complejo y con una historia de más de treinta años a sus espaldas.
    • 500-1300 millones de dólares: una misión del transbordador. El cálculo exacto es prácticamente imposible.
  • La ISS: 40 mil millones de dólares. Esta es la cifra «oficial», aunque si tenemos en cuenta las misiones del transbordador dedicadas a su construcción, los retrasos y los ajustes de la inflación, la cifra real ronda los 100-130 mil millones de dólares. Este proyecto se ha salido tanto de la escala presupuestaria que son muchos los que piensan que con el dinero invertido en él podríamos haber viajado a Marte.
    • 21 mil millones: el coste del montaje de la ISS en el periodo 1995-2005, de los cuales:
      • 13 mil millones: EE UU.
      • 2510 millones: Rusia.
      • 2460 millones: Europa.
      • 2360 millones: Japón.
    • 3000 millones: el módulo japonés Kibo.
    • 1400 millones: el laboratorio Destiny.
    • 1000 millones: el módulo europeo Columbus.
    • 719 millones: lo que ha pagado la NASA a Rusia por el uso de las naves Soyuz y Progress de 2007 a 2011.
    • 200 millones: lo que pagó EE. UU. por el módulo Zaryá, lo que se dice una ganga.
  • Turista en una Soyuz: 20-40 millones de dólares.

Ahora veamos algunos costes de misiones no tripuladas (he puesto algunas misiones europeas por comparación):

  • Hubble: 5-6 mil millones de dólares (no incluye las misiones de mantenimiento del transbordador).
  • Cassini: 3260 millones de dólares, de los cuales 422 millones corresponden al cohete (Titan IV). La sonda más cara jamás construida (¡pero qué bonitas fotos!).
  • Telescopio Chandra: 2500 millones.
  • Galileo: 1350 millones, sin incluir los gastos del lanzamiento por el shuttle.
  • MERs: 800 millones (los dos rovers y los dos lanzadores).
  • MRO: 720 millones.
  • New Horizons: 650 millones.
  • MESSENGER: 446 millones (incluyendo el cohete lanzador y las operaciones en tierra).
  • Phoenix: 325 millones.
  • Mars Express: 300 millones de euros.
  • Mars Pathfinder: 265 millones (incluye cohete).
  • Deep Impact: 240 millones.
  • Venus Express: 220 millones de euros.
  • Mars Global Surveyor: 210 millones.

Una primera impresión es que, aunque efectivamente las misiones tripuladas son mucho más caras, no hay tanta diferencia en el coste de la construcción de los vehículos en sí. Por ejemplo, un módulo de la ISS sale por unos mil millones, cifra comprable al precio de las dos misiones MER. Claro que podríamos discutir qué misión es más interesante o cuál genera más descubrimientos científicos, pero lo cierto es que la diferencia dista de ser abismal. Si además tenemos en cuenta misiones como la Cassini o el telescopio Hubble, la distancia con el programa tripulado disminuye. Efectivamente, el telescopio espacial ha costado casi la mitad del presupuesto de la NASA para el ensamblaje de la ISS entre 1995 y 2005, así que debemos ir quitándonos de la cabeza la idea de lanzar decenas de «Hubbles» con el dinero de la ISS.

Sin duda, lo racional es mantener ambos programas de forma equilibrada, aunque una vez visto cómo se derrocha el dinero en proyectos tales como la ISS, en ocasiones se hace difícil justificar una presencia humana en el espacio.



11 Comentarios

  1. yo pagaria (no mucho) 😉 por ver las cifras de estos proyectos desglosadas

    -desarroyo (proyecto)
    -fabricacion (por partes)
    -lanzamiento
    -mantenimiento

    por otra parte, creo que se tiende a pensar que
    las misiones tripuladas tendrian que tener mas mantenimiento,
    las no tripuladas las fabricas, las lanzas, y ya no hay mas gastos. o no?

  2. Hombre, el desglose de gastos daría para varias entradas. Cada misión es un mundo. Las misiones no tripuladas también tienen su cuota de gastos una vez lanzadas, pues hay que pagar el uso y mantenimiento de instalaciones de telecomunicaciones terrestres u orbitales. En el caso de sondas de espacio profundo estos gastos son especialmente elevados. Además hay que pagar al equipo de ingenieros y científicos que controlan la sonda e interpretan los datos. Dependiendo del satélite o sonda, estos gastos pueden ser muy elevados.

  3. Es curioso que cada vez que se lanza un cacharro al espacio y se dignan a dar la noticia ( con una animación que habitualmente no tiene nada que ver con lo lanzado ), siempre se mencionan los millones de dolares que cuesta.
    Aparte de la clásica comparación del profeta con los gastos militares ¿Cuánto cuesta 1 km de autopista,o de AVE? ¿o un campo de fútbol? No tengo mucha idea, supongo que los gastos en astronáutica son de otro orden de magnitud…¿o no tanto?

  4. jeje, en lo de la animación lo has clavao. Siempre te ponen alguna imagen 3D del Hubble, que vale pa’ un roto igual que pa’ un descosío.

    Las imágenes 3d de los agujeros negros e imágenes varias del Hubble no deben faltar nunca en una noticia «espacial», aunque se hable de Marte.

    Por cierto, no toques al «fumbol», que es sagrao, ahí si que se pueden gastar cienes y cienes de millones, que no pasa nada.

  5. Pero un presupuesto mayor de una misión que paga el Estado significa un volumen de negocio mayor para los fabricantes de los cacharros que a la vez son fabricantes de cacharros militares, un negocio muy lucrativo hoy en día. La verdad es que no me cuadra ese interés por explorar el Universo en persona cuando se puede hacer más barato con sondas robotizadas. De todos modos estoy de acuerdo con tigo al respecto de que inviertan en misiones No tripuladas si dejan de invertir en las tripuladas. Eso ya refleja (como dices) una motivación diferente. Lo que veo es que en las misiones no tripuladas están siempre hablando de recortes de presupuesto, mientras que en las tripuladas se sigue adelante aún con un presupuesto desmadrado. ¿Qué opinas?

    Jose Luis

  6. «Los EE UU jamás abandonarán este programa mientras otros países tengan esa capacidad, así que la posibilidad de repartir el suculento botín de las misiones tripuladas entre la comunidad científica no es más que una quimera».

    Es una verdad tan contundente, que hasta duele. De hecho, algunos andan frotándose las manos para que (la competencia de) China reavive la carrera espacial.

  7. Pues sí, la NASA y muchos lobbys de empresas aerospaciales llevan varios años hablando del surgimiento de China como potencia espacial y de cómo Estados Unidos no puede quedarse detrás del gigante asiático. En realidad, aunque los méritos de China no deben infravalorarse, todavía se encuentran en un estadio de desarrollo espacial similar al que tenía la URSS en los años 60.

    José Luis: tienes razón. Creo que normalmente es más difícil parar un proyecto tripulado precisamente porque hay más intereses en juego, o en ocasiones porque no queda más remedio. ¿Qué la ISS se sale de presupuesto? Pues a tragar, porque a estas alturas no se va a cancelar el proyecto.

  8. Hola Daniel, personalmente no me parecen mal las misiones tripuladas en órbita baja, ya que, según parece, reporta muchos beneficios en la investigación médica y biológica. Incluso un viaje a la Luna se puede comprender si se justifica adecuadamente. En mi nota anterior, me refería en concreto a las misiones de exploración planetaria tripulada.

    Tengo entendido que hacer que un planeta como Marte sea habitable es un proyecto de ingeniería a escala planetaria que puede requerir miles de años (no tengo ni idea de cuántos, claro). Un viaje tripulado a las estrellas más próximas es algo impensable hoy en día. Por otro lado, una misión tripulada a Marte sí puede dar muchos beneficios económicos a unas cuantas corporaciones empresariales a medio plazo (un plazo más acorde con la escala humana de tiempo). ¿Dónde quiero ir a parar? ¿No nos estamos tragando una moto con la excusa de que siempre hemos soñado en viajar por el espacio y pasearnos por Marte? ¿Realmente es necesario a nivel científico? Ojo, no es una idea anclada en mi mente, se me puede convencer.

    Todos conocemos la motivación del proyecto Apollo. Se cumplió con el Apollo 11, y en el Apollo 13 ya se perdió gran parte del interés popular y mediático del asunto. Solo se renovó por el fallo que estuvo a punto de costar la vida a sus tripulantes. A partir de ahí ya solo quedaba el interés científico que duró a duras penas hasta el Apollo 17 (si no me equivoco). La ingeniería y la geología planetaria progresó enormemente, pero tampoco existía la robótica ni la informática al nivel de la actualidad. Jamás se ha vuelto a la Luna desde entonces en misiones tripuladas.

    Disculpen, me estoy enrollando con cosas que ya conocemos, pero para terminar, si lanzamos exploraciones científicas a cuenta gota y con contínuos recortes de presupuesto ¿a razón de qué tanto interés en mandar seres humanos? Me huele a que el interés no es tanto científico, como político o económico. En mi humilde opinión, creo que los amantes de la ciencia deberíamos demandar el interés científico de la exploración planetaria, y la exploración robótica (en mi opinión) es más rentable en ese sentido. Además, el desarrollo de la ingeniería que lo acompaña no debe ser tan desproporcionadamanete diferente como los presupuestos asociados. ¿Qué opinas?

    José Luis

  9. Pues opino que es un tema muy complejo y que daría para escribir varias entradas…mmm, me has dado una idea.

    El programa tripulado se originó en la guerra fría y su objetivo fue aumentar el prestigio de la URSS y EE UU. Naturalmente que hoy en día el programa tripulado se mantiene, además de por prestigio, por mantener una base industrial poderosa. Sin ir más lejos, el cohete Ares I y la cápsula Orión están siendo diseñados para mantener en su puesto de trabajo a la mayoría de los empleados del shuttle.

    Yo no creo que las misiones tripuladas en órbita baja aporten una ciencia de primera calidad. De hecho, como comentas, la principal aportación es quizás lo relacionado con la medicina espacial. Pero precisamente estas investigaciones revisten interés de cara a misiones interplanetarias, así que podemos estar ante una paradoja.

    ¿Es mejor el hombre o los robots? Pues creo que depende. Hay muchos factores implicados: industriales, políticos e incluso filosóficos.

  10. Muy interesantes todos los comentarios. La realidad es que la iniciativa «pública», por las razones que ya han comentado, dispone de las infraestructuras más caras para emprender actividades espaciales. Esto, aparte del actual desarrollo en marcha de sistemas de «bajo coste» para acceder al Espacio, permite a la inciativa privada acometer proyectos en los que los criterios para tomar decisiones (la viabilidad económica -los números-; …), son distintos. Por debajo (o por encima, según el punto de vista …) de los motivos económicos, sociales, políticos, filosóficos, …, existe un impulso básico: explorar. Y no nos basta con «teleexperimentación», con la «telepresencia», con verlo, con tocarlo, …, a través de los sensores a bordo de un robot móvil con tecnología punta, por inmersiva y real que parezca. Si alguien quiere colonizar un asteroide porque está ahí, o porque le parece un desperdicio tanto espacio «vacío», o por vivir esa experiencia, o que la vivan otros también gracias a su contribución, …, aparte de que se monte una estación de investigación, un hotel, un puerto espacial, una explotación minera, …, que ayude a su viabilidad económica, …, que me lo diga, porque a lo mejor me apunto … ;). Lo más importante, para mí, claro está, es contar con personas motivadas, un buen plan, y las habilidades necesarias para conseguir los recursos que hagan falta … .

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Por Daniel Marín, publicado el 27 enero, 2008
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