Soyuz ACRV y Zaryá

Por Daniel Marín, el 29 noviembre, 2007. Categoría(s): Astronáutica • ISS • Rusia • Soyuz ✎ 2

A principios de los 90, la NASA necesitaba un vehículo de emergencia para su maltrecho proyecto de estación espacial, ya que el transbordador es incapaz de permanecer acoplado constantemente a una estación porque su capacidad de permanencia en el espacio no supera el mes. Los primeros proyectos de estación espacial de la NASA en los años 80 (estación Freedom) suponían que en caso de emergencia la tripulación de la estación podría aguantar unas semanas hasta la llegada de un vuelo de rescate. Sin embargo, tras el accidente del Challenger en 1986 quedó claro que esta era una opción muy arriesgada, así que la NASA comenzó la aventura de diseñar un vehículo de retorno, denominado CRV (Crew return Vehicle) o ACRV (Assured Crew Return Vehicle) que tuviese capacidad para ocho astronautas. Las opciones que estudió la NASA hasta mediados de los 90 fueron varias:

  • Cápsula tradicional tipo Apolo: la opción más barata, ya que no hacía falta volver a diseñar desde cero la forma de la nave. Hubo varios proyectos, pero el más prometedor a mediados de los 90 fue la cápsula Viking de la ESA. Al final la agencia europea canceló el proyecto para sumarse al X-38, no si antes gastarse unos 1,8 mil millones de dólares.


Este CRV combinaba una cápsula tipo Apolo con un módulo orbital inspirado en las Soyuz, aunque también hacía de módulo de servicio.


CRV de la ESA: el Viking.

  • Cápsula basada en el Discoverer: versión un tanto estrafalaria de CRV propuesta tras el accidente del Challenger que sin embargo se hizo muy popular. Consistía en una cápsula similar en aspecto a las del programa de satélites espía Discoverer-Corona. Eso sí, contaba con capacidad para 8 astronautas y un escudo térmico cerámico derivado del transbordador.


CRV basado en el Discoverer.

  • Cuerpo Sustentador: aunque la opción de una cápsula era la más sensata, segura y barata, la NASA se empeñó en promover vehículos alados y con gran capacidad de maniobra atmosférica, algo completamente innecesario para un vehículo de emergencia y que implicaba unos costes de desarrollo mucho mayores. El proyecto líder a principios de los 90 fue el HL-20, a su vez inspirado en el diseño del BOR-SPIRAL ruso. Posteriormente, a finales de los 90, la NASA decidió que su ACRV sería un cuerpo sustentador: el malogrado X-38, que sería cancelado en 2002. Por supuesto no sin antes haber gastado sumas ingentes de dinero.


El HL-20.


El X-38.

Tras la caída de la URSS, la NASA inició conversaciones con los rusos para usar naves Soyuz como vehículos de emergencia en la estación, proyecto que se encontraba por aquel entonces en riesgo de ser cancelado. Posteriormente, en 1993, Rusia y la NASA firmaron el histórico acuerdo que daría lugar a la ISS. En el marco de este acuerdo, la participación rusa incluía el uso de las naves Soyuz como vehículos de emergencia, papel que han realizado hasta la actualidad. De hecho, la implicación de la NASA llevó al desarrollo de las actuales Soyuz TMA. Sin embargo, la NASA seguía deseando liberarse de la dependencia rusa en un aspecto tan crítico de la estación, razón por la cual promovió el X-38. Aunque la dependencia rusa era el motivo principal, la razón esgrimida por la NASA para financiar el costoso programa ACRV era que la cápsula Soyuz sólo tenía capacidad para tres tripulantes, mientras que la tripulación permanente de la ISS debía ser de seis personas en el futuro, por lo que se necesitarían dos naves Soyuz acopladas permanentemente.


Naves Soyuz como vehículos de rescate en la opción A de estación espacial que la NASA propuso a principios de los 90.

Si el problema es que la Soyuz sólo tiene capacidad para tres personas, siempre se puede diseñar algo como esto:


«Soyuz-monstruo» con dos cápsulas.

Hablando más en serio, la compañía RKK Energía, fabricante de las Soyuz, le tomó la palabra a la NASA y decidió desarrollar, junto con las empresas Khrunichev y Rockwell International, una versión de la Soyuz con capacidad para 6-8 astronautas. Este proyecto se denominóSoyuz ACRV. Esta versión constaba de una cápsula similar a la de la Soyuz pero mucho más grande, con un diámetro de 3,7 m y una masa de 8 toneladas, frente a los 2,2 m y 2,8 t de la cápsula convencional. La masa total de la Soyuz ACRV sería de 12,5 t, mientras que una nave Soyuz posee una masa de 7,2 t (por comparación, la masa de la cápsula Apolo era de 5,8 t). Esta nave debía ser lanzada por el transbordador y permanecería acoplada a la ISS durante unos cinco años.


Soyuz ACRV.

La forma de la cápsula sería similar al módulo de descenso de la Soyuz para así ahorrarse los complejos cálculos aerodinámicos y pruebas que supondrían el empleo de otra forma. El vehículo contaría además con un pequeño módulo de acoplamiento equipado con el sistema APAS y un módulo de servicio minimalista, ya que su única función sería frenar la cápsula lo justo para que la nave reentrase en la atmósfera.

El proyecto Soyuz ACRV no salió de la nada, sino que se basaba en la nave Zaryá (KK Заря) desarrollada a mediados de los 80. Esta nave, que debía ser lanzada por el cohete Zenit, tenía un diámetro de 4,1 m, su masa era de unas 15 t y podía llevar una tripulación de 2 a 8 personas. Lo verdaderamente curioso de esta «megacápsula» era que podía ser reutilizada, echando por tierra el mito de que las cápsulas deben ser desechables. Para ello, Zaryá debía contar con un escudo térmico cerámico basado en el usado por el Burán en vez de uno de ablación, opción que el accidente del Columbia revelaría un tanto arriesgada.


Nave Zaryá. Se aprecia la distribución en «dos pisos» de la cápsula, así como el módulo de servicio no reutilizable acoplado a la parte trasera. Partes:1- cápsula; 2 – carga útil; 3 – motores de aterrizaje; 4 – módulo de trabajo; 5 – estructura aerodinámica; 6 – ventanilla; 7 – sensor estelar; 8 – asiento eyectable; 9 – cuadro de mandos; 10 – antena para aproximaciones y acoplamientos; 11 – módulo de servicio; 12 – sistemas de a bordo; 13 – motores de maniobra y acoplamiento; 14 – escudo térmico y amortiguador; 15 – velocímetro Doppler; 16 – Sistema propulsivo; 17 – módulo separable; 18 – generadores eléctricos; 19 – radiador

Sin embargo, lo más curioso sería su forma de aterrizar: en vez de utilizar paracaídas, Zaryá emplearía 24 cohetes de combustible líquido (peróxido de hidrógeno y queroseno) y se posaría verticalmente (tipo DC-X), una opción muy peligrosa pero que a cambio aumentaba la maniobrabilidad del vehículo y habría las puertas a su uso en misiones lunares o marcianas. Estos motores eliminarían la necesidad de una torre de escape durante el lanzamiento, aunque se ve que los ingenieros no estaban muy convencidos de la seguridad del invento y sopesaron la posibilidad de incluir asientos eyectables similares a los del Burán, aunque eso hubiese limitado la tripulación a cuatro cosmonautas.


Aterrizaje de una Zaryá.

Paradojas del destino, es muy posible que tanto Zaryá como la Soyuz ACRV puedan resucitar en un futuro próximo si el sustituto de las Soyuz que la agencia espacial rusa Roskosmos está diseñando en la actualidad junto a la ESA (ACTS /CSTS) resulta ser una cápsula de gran capacidad, tal y como apuntan los últimos rumores.

Más info:



2 Comentarios

  1. solo una pequeña sujerencia,en articulos de proyectos como este,
    podrias poner un cuadro con los pros y contras de cada proyecto, al estilo de las revistas de videojuegos.
    incluso, tambien podrias poner el motivo y fecha de cancelacion del proyecto.

    (si el blog no permite cuadros, almenos una captura del mismo en formato gif)

    GRASIAS

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Por Daniel Marín, publicado el 29 noviembre, 2007
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